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Reportaje:Relevo en el Gobierno andaluz

El dilema de Arenas

El cambio en la Junta suscita nuevas incógnitas en el PP

El discurso con el que el PP andaluz va a dar la réplica a la inesperada cabriola operada en la Junta ya se sabe cuál es. Lo dijo Antonio Sanz ayer, y anteayer. A Chaves lo quitan porque iba a perder, huye en el peor momento. Y José Antonio Griñán es más de lo mismo: tiene una edad, trayectoria y filiación gemela a su antecesor, y es igual de sumiso a los intereses de su partido en Madrid.

Pero al margen de las machaconas declaraciones del secretario general, en voz baja se reconoce que a Javier Arenas el relevo le viene mal. No sólo porque había construido su estrategia sobre la premisa de la cansina perpetuación de su inextinguible rival, sino porque, sencillamente, Chaves no es Griñán, aunque sean coetáneos. Además de que no lleva casi 19 años ininterrumpidos en el poder como un virrey que visa todo lo que acontece en su territorio (teoría predilecta de ataque del líder del PP), puestos a medir quién está más visto, más agotado o deshilachado en la pugna por alcanzar la presidencia de la Junta, Arenas tiene las de perder. Porque es él quien más veces lo ha intentado (tres) y el único que ha perdido.

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Y eso sin contar la cantidad de utensilios de horadar la figura de su adversario que los populares se dejan en el camino al perder la referencia del todavía presidente. A saber: que Chaves impulsa la fusión de las cajas de ahorro para jubilarse de presidente de la entidad única, la "obra faraónica" de rehabilitación del Palacio de San Telmo, sede de la presidencia de la Junta, "para arreglarse su mansión"; o el análisis pormenorizado de la evolución de su cuenta bancaria y de la futura cesantía.

Todo esto si Arenas resiste hasta las elecciones de 2012 y no se va antes. Desde hace meses se viene hablando en el PP de la posibilidad de que su presidente abandonara Andalucía a la par que Chaves. La hipótesis era que si, cercanas las elecciones, el PSOE decidiera el relevo del socialista, los populares emularían el cambio con otro candidato. En este sentido, un dirigente provincial, llegó a decir: "Están esperando a ver quién de los dos da el primer paso". Es decir, unos destinos ligados. Algunos colaboradores de Arenas apuntaban también otro escenario (desde luego, el mejor para él): El Gobierno de Rodríguez Zapatero es incapaz de sacar adelante los presupuestos, anticipa las elecciones, Mariano Rajoy las gana, y rescata a Arenas de vicepresidente. La conjetura es un castillo de naipes susceptible de derrumbarse con un leve soplo, pero la eventualidad de que Rajoy tire de su hombre fuerte en un imaginario gabinete, no. "La relación de ambos es ahora mismo inmejorable, muy sólida", dice otro dirigente, quien percibe a un Arenas "aburrido y de gestión rutinaria" que no acaba de ver luz al final del túnel, ya que aunque los sondeos apuntan avances, aún está muy lejana la imprescindible mayoría absoluta del PP para gobernar Andalucía.

La conocida trayectoria de Griñán no sirve para despejar las incógnitas que se abren ante el PP. Tendrán que esperar y saber, sobre todo, si será el candidato en 2012. Mientras, Javier Arenas seguirá con un pie en Madrid y otro en Andalucía. De momento, el que ha sido rescatado como vicepresidente del Gobierno es Chaves. He ahí el dilema.

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