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Tribuna:Economía global
Tribuna
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Al toro por los 'QErnos'

Esta semana el BCE ha vuelto a rebajar el tipo de intervención en un cuarto de punto, hasta el 1,25%, nuevo mínimo histórico. El movimiento, aún bienvenido, es el de menor intensidad desde el inicio de la crisis, y eso que la entidad se enfrentaba a una expectativa generalizada entre los participantes del mercado de un recorte, al menos, de 50 puntos básicos.

Sin embargo, el BCE no defraudó. Un cuarto de punto más o menos con los tipos de interés en los niveles actuales no supone gran diferencia si el mercado hace tiempo que espera -y necesita- medidas de política monetaria más contundentes. Y precisamente es esto lo que hizo el BCE al abrir de par en par la puerta a futuras medidas de política monetaria no convencionales, denominadas medidas de quantitative easing (QE), cuyo alcance se detallará en la reunión del Consejo de Gobierno del próximo 7 de mayo.

La escasa agresividad reciente en la gestión de tipo repo por parte del BCE -al menos si la comparamos con otros bancos centrales de la OCDE- puede ser un síntoma de la existencia de cierto vértigo en el seno de la autoridad monetaria de la Eurozona a la hora de agotar esta herramienta sin antes tener bien definido el marco de actuación por el que desarrollaría medidas de política monetaria no convencionales de aplicación en el futuro inmediato.

Una más que probable ampliación del plazo al que el BCE inyecta liquidez de forma ilimitada, desde los actuales 6 meses hasta los 12 meses, podría ser el primer paso. Con ello, las hoy ya menos agudas tensiones de liquidez en el sistema interbancario podrían suavizarse de forma significativa, reforzando así el BCE su actuación sobre uno de los pilares básicos de un sistema financiero altamente bancarizado como es el europeo.

Sin duda, es la compra directa con cargo a reservas -es decir, imprimiendo dinero- de activos del sector privado, el paso que el mercado está esperando, en especial tras observar los efectos positivos de su implementación en otras áreas económicas (la ampliación del balance de la Reserva Federal ha marcado la diferencia en materia de reducción de los costes de financiación empresarial, a corto plazo, e hipotecaria, a largo plazo, en Estados Unidos).

Y es que mientras no funcione la correa de transmisión monetaria y la inyección de liquidez al sistema financiero no se transmita al resto de la economía (en este punto hay que observar con alarma la caída del multiplicador monetario en la UME pese al fuerte incremento de la base monetaria), se hace necesario que el Banco Central actúe como comprador último de riesgo y suministrador de liquidez para el sector empresarial. Mientras que las medidas, compromisos y principios adoptados por el G-20 esta semana deben permitir, con el tiempo, restaurar la confianza en el seno del sistema financiero, la urgencia hoy es quebrar la espiral negativa que el ritmo de deterioro del tejido productivo infringe sobre los balances bancarios y la intensificación de la restricción crediticia que ello a su vez conlleva.

Sara Baliña y José Manuel Amor son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas (Afi).

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