Informática ferroviaria

P. H., comprador de billetes de tren a través de Internet, narra sus peripecias. Antes, define el servicio como "un absoluto despropósito, una página carente de las más mínimas normas de usabilidad".

Así lo cuenta: compra un billete sin tener una impresora a mano. Llega a casa, abre el mensaje de conformación de compra que remite Renfe y se da cuenta de que no tiene indicador de impresión del billete. Llama al teléfono de información y le dicen que para imprimir tiene que entrar en el apartado "cambios y reembolsos", aunque él no pretende lo uno ni lo otro. Cuando llega al mecanismo de impresión, el ordenador le dice que aquello no es seguro. Varias operaciones más tarde le piden que rellene un formulario, para lo que tiene que dar el localizador del viaje. No puede porque el desplegable no le permite poner ni origen ni destino. Vuelve a llamar al teléfono de Renfe y recibe la respuesta correcta: "La venta on line sólo funciona con el navegador Explorer". Un navegador que utilizan dos tercios de los internautas, pero no el resto.

El lector logra un ordenador con Explorer y ni así. Finalmente, tras una tercera llamada telefónica a Renfe, una operadora le da un indicador "con más de 50 caracteres en mayúsculas y minúsculas", con lo que obtiene la impresión del billete.

Renfe dice que los motivos por los que sólo se puede operar desde el Explorer son "de seguridad". La legislación obligará a dar entrada a otros navegadores a partir de enero próximo. "Estamos en ello", afirma un portavoz de Renfe, que añade que algunos de los problemas intermedios del lector "ya se han solucionado" gracias a su queja.

Para quejas sobre las administraciones y empresas públicas pueden dirigirse a catalunya@elpais.es a la atención de Francesc Arroyo.