Javier Esteban y Vampirella
Se produjo una curiosa coincidencia en la presentación de los últimos libros de estos escritores: Javier Esteban y Paloma Aznar, Vampirella. Aunque de distinta naturaleza, ambos fueron, digamos, saludados por la Comunidad de Madrid, y con la que está cayendo. El primero, Diario de Jesús Neira. El hombre que dijo basta, vio la luz en el Círculo de Bellas Artes una mañana soleada en la que los periodistas abarrotaban la sala. Tal expectación no era para menos: llegaba de la mano de Isabel Cepeda, esposa de Neira; de Bibiana Aído, ministra de Igualdad, y de Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad. Javier Esteban, amigo del profesor Neira, se sentaba a la derecha de esta última, aunque desde el patio de butacas pudiera apreciarse cómo su mirada atravesaba los ventanales y parecía perderse mucho más allá, como si atendiera a muy otros cantos de sirena: el aire, el sol, los brotes de los árboles. La presidenta hablaba y hablaba, y si te dejabas llevar por la mirada de Javier a través de los cristales, ya sólo movía los labios. Por supuesto, estaba a favor de todo lo que allí se estaba produciendo. Y, bueno, súper a favor del diario sobre el despertar de Jesús Neira. Trataba a la ministra como a una chiquilla que destacara en su grupo de catequesis dominical o algo así. El protocolo no respetó la jerarquía. La señora Aguirre, cuyos servicios sanitarios siguen bajo el proceso judicial que interpuso contra ellos la familia Neira, sonreía de esa manera que ya sabemos cuando Javier Esteban describía como la "crónica de un héroe" un libro cuya lectura es dura y apasionante: relata la vuelta a la vida de un hombre tras varios meses en coma por ser apaleado por otro que maltrataba en la calle a una mujer. El regreso no es fácil: un cuerpo minado, una mente desorientada, un entorno transformado. Y todo ello convertido en mito. Javier Esteban es capaz de contarlo porque, como él mismo dice de los artistas: "Si existen los creadores es porque hay hombres que captan, conectan, sintonizan o reflejan la belleza, la pasión, la originalidad. Están en una frecuencia que comunica a los demás algo que se hace presente con algo que los trasciende. Su originalidad está muy vinculada al amor por lo que hacen". El talento del amor, que posee Javier Esteban.
Si existen los creadores es porque hay hombres que captan la belleza, la originalidad
El mismo talento que tiene Vampirella, quien unos días después presentó en la Consejería de Cultura de la Comunidad su libro Todo lo que las mujeres quieren saber sobre sexo y se atreven a preguntar. La presentación de un libro más divertida, glamurosa y multitudinaria que vive Madrid desde tiempo casi inmemorial. Y se lo hizo todo ella misma. Consiguió que Absolut esponsorizara un acto que agasajó a la cultura como es debido, con música que pinchaban Satanella y Scotch Brite y copas a discreción, y tiró de la agenda de sus afectos, que no son pocos ni cualquieras, para que la llegada a la vida de su libro no fuera, ni mucho menos, solitaria. A saber: el público fue recibido por las enfermeras Dolly y Ajo (nunca se sabe cuándo va a ser necesaria una medicina), así como por Sor Betty (Pacorazón Viejo) y sus sobrinos trillizos, Carlos, Alberto y Miguel (una familia que ya la quisiera para sí Rouco Varela, cuyo hermano Paco Clavel también estaba presente); el acto, conducido por un Sergio Pazos que no debería quitarse más el traje de azafata de vuelo ni bajarse del zapato de medio tacón; en el estrado, arropando a Vampirella, Two Yupa, Ruth Gabriel, la Terremoto de Alcorcón, Silvia Tarragona, Regina dos Santos, Isabel Ordaz, Francine Gálvez, Teté Delgado y una tal Ruth Toledano. Toma ya. Y la sala de la consejería a rebosar de madrileños de contra y gente de mal vivir ("travestis, modernos sin remedio de aquí y de allá...", cuenta el periodista Curro Cañete). Reparto de preservativos y sorteo de pato vibrador. Y todos de after show a La Turba. A Vampirella debería contratarla cualquier empresa que quisiera reflotar, es decir, casi todas. Porque además su libro es serio: un ensayo sobre los usos sexuales, es decir, socioculturales, y sobre el porqué de la tradición patriarcal machista. Y, por debajo un canto valiente y vitalista a otro mundo que la autora cree posible, a otro esquema de vida, a una existencia donde triunfen de verdad la libertad, la paz y el amor.
En el fondo, son dos libros de naturaleza más cercana de lo que parecía: sobre el amor y de dos autores heterodoxos, outsiders. Y de fondo, la Comunidad de Madrid. Toma ya.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.