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Análisis:Cosa de dos
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Solitarios

Los solitarios saben cuánto vale un amigo. La tele es un vicio de solitarios. E Internet también nació para comunidades de solitarios. La soledad era esto, decía Millás, y es esto la soledad: un enjambre de hombres y mujeres solas lanzándose por el móvil o por Facebook o por Tuenti a la aventura de encontrar otra orilla. ¿Hay alguien ahí? Probablemente no, pero seguimos tocando el timbre.

La soledad ha fabricado la mayor ilusión, la ilusión de la compañía catódica. Cuando empezó el invento, los viejecitos le respondían al hombre del tiempo. "Buenas tardes", decía Mariano Medina. Y "Buenas tardes" decía la solitaria abuela. Ahora los mensajes de móvil nos hacen intervenir en la pantalla, y nos lanzamos a la carrera de comunicarnos como si fuera verdad y además gratis.

Los reality shows son el trasunto televisado de esa soledad que se vive; el caso de Jade (glosado ayer por Elvira Lindo aquí) es el colmo explícito de una soledad que arranca de muchas aristas. Así que es, de acuerdo, un caso aparte, dramático como hay pocos. Pero esa insistencia en la exposición de la intimidad como asunto público no es sino la expresión de la soledad en carne viva. Hay gente, como Pepa Flores (ahí estaba su historia, en Antena 3), que se salvó con honor de ser enredada en ese ejercicio impúdico de haraquiri suculento. Quiso preservar la soledad de su historia, pero le montan el documental y ella asiste, ausente, a la documentación catódica.

La soledad lo visita casi todo; ahí está el Parlamento, por ejemplo. Las imágenes que más juego dan son las de la soledad del político de fondo, ensimismado en su escaño. Así estaba a veces Zapatero ayer, y estuvo Rajoy también en algún momento, cuando estaba. Es una soledad distinta, claro, porque luego los arropan sus huestes, no están solos. Solos están verdaderamente los que buscan compañía y arañan hasta el suelo para encontrarla, y creen, ilusos, que la compañía está en la pantalla en la que se refleja vanamente su mirar cansado. (Una nota: extimidad es una expresión de Lacan. Lo decía el reportaje que EL PAÍS publicó el martes, y me lo recuerda el especialista Jorge Alemán, lacaniano y lacanista. Gracias).

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