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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Ricard Salvat, el gran agitador del teatro catalán de posguerra

Introdujo en España la obra de Bertolt Brecht y el realismo épico

Figura imprescindible en la historia del teatro catalán de la segunda mitad del XX, Ricard Salvat fue el gran agitador de las artes escénicas en la Barcelona de la posguerra, cuya influencia decayó hasta prácticamente desaparecer a partir de la década de 1990. Su denodada lucha por reflotar su prestigio personal fue estéril en un mundo, el del teatro, que ya hacía años que lo había arrinconado.

Ricard Salvat murió ayer en Barcelona a los 74 años a causa de un derrame cerebral que imposibilitó que se presentara la reedición su única novela, Animals destructors de lleis (Animales destructores de leyes, Editorial Meteora), ganadora en 1959 del Premio Joanot Martorell de Literatura Catalana, que esta semana se distribuirá en las librerías. Dejó inconcluso un ensayo sobre la historia del teatro catalán en el XIX en el que estaba trabajando actualmente. La capilla ardiente se abrirá hoy en el tanatorio de Les Corts de Barcelona y será enterrado mañana.

Director, dramaturgo, ensayista, historiador y profesor universitario de teatro, Salvat nació en Tortosa (Tarragona) en 1934. De vocación teatral temprana, empezó ya en el colegio a inventarse obras teatrales que representaba junto con sus compañeros en improvisados teatrines de cartón. De allí pasó, ya en la Universidad de Barcelona -donde cursó Filosofía y Letras- a fundar y dirigir la Agrupación de Teatro Experimental (1953-1956) y junto a Miquel Porter creó el 1956 el grupo experimental Teatre Viu (Teatre Vivo), que al año siguiente se integró en Agrupación Dramática de Barcelona, una compañía de aficionados.

Una beca del Instituto Alemán le permitió ampliar su formación en Heidelberg, donde estudió Sociología y Filosofía, y posteriormente en Colonia, donde cursó Ciencias Teatrales. Fue en Alemania donde profundizó en la obra de Bertolt Brecht, que presentó en Barcelona a su regreso. En 1960 fundó la Escuela de Arte Dramático Adrià Gual (EADEAG) un ambicioso proyecto que recogía la idea de Alexandre Cirici de montar en Cataluña una suerte de Bauhaus, al estilo de la escuela interdisciplinaria de Weimar por la que pasaron artistas como Mies van der Rohe o Kandinsky.

La EADEAG, que hasta 1975 dirigió junto a Maria Aurèlia Capmany, fue durante una década y media el máximo referente de la escena teatral catalana. Desde allí, Salvat impulsó una concepción renovada del teatro e introdujo en España el realismo épico. La escuela, donde se veneraba a Salvador Espriu, Bertolt Brecht y Erwin Piscator, fue el vivero por el que pasó toda una generación teatral y de creadores entre los que figuran Núria Espert, Albert Boadella, Fabià Puigserver, Josep Maria Benet i Jornet, Feliu Formosa, Ovidi Montllor, Montserrat Carulla, Montserrat Roig o Ventura Pons, entre muchos otros.

Hombre polémico

Paralelamente a su labor de formación en la Universidad, Salvat se prodigó como director teatral. Durante la temporada 1971-1972 asumió la dirección del Teatro Nacional de Barcelona, desde donde programó obras de Àngel Guimerà, Josep Maria de Sagarra o Ramón María del Valle-Inclán. Desde 1977 a 1986 dirigió el Festival Internacional de Sitges, relación que finalizó con reproches mutuos al prescindir el Ayuntamiento de la ciudad catalana que organiza el evento de sus servicios por considerar que el festival precisaba una reorientación y abrirse a las nuevas tendencias.

Pese a que durante la década de 1980 la actividad de Salvat como director teatral fue intensa, no sólo en Cataluña sino también en diversas ciudades europeas y latinoamericanas, empezó a abrirse una brecha cada vez más profunda de incomprensión entre el director teatral y la escena catalana que le apartó de los escenarios.

Considerado una figura incómoda para muchos y un hombre profundamente polémico, la gran influencia que Salvat ejerció sobre el teatro catalán de la segunda mitad del siglo XX se diluyó a partir de la década de 1990.

Ricard Salvat, en agosto de 2003.
Ricard Salvat, en agosto de 2003.CONSUELO BAUTISTA

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