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Columna
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Saque usted la piedra

Sacar la lengua es una forma ancestral de mostrar desacuerdo y mofarse radicalmente de lo que sea, sin decir palabra, sólo con la mímica. Hay cosas que te dejan con la boca abierta y la lengua fuera. Ahí están Einstein y los Rolling Stones. Un extraño tejemaneje entre la Iglesia y el Ayuntamiento se ha saldado con la cesión a la Conferencia Episcopal de unas cuantas jugosas hectáreas de terreno en Las Vistillas, donde ubican los historiadores el primer asentamiento humano de la Villa, mucho antes de que existiera la Iglesia católica. Si no fuera porque tanto el Consistorio como la Iglesia son instituciones presuntamente respetables, daría la impresión de que estamos ante un soberbio pelotazo urbanístico en medio de la esquiva crisis económica que padece el universo.

Este asunto puede ser el higo chungo en la vida política de Alberto Ruiz-Gallardón, cuyo mandato está jalonado por algunos éxitos innegables. Tanto los obispos como el alcalde debieran explicar nítidamente a los ciudadanos en qué consiste esa alucinante cesión y por qué se ha tratado a la Iglesia de una forma tan alucinante, reverencial, preferencial. Con números en la mano.

Hay otras cuestiones colaterales que han molestado a mucha gente, incluso del ámbito católico. Al fin y al cabo, los obispos son mandatarios de un Estado extranjero. Y el jefe de ese Estado se permite la santa insensatez de ir pregonando la lucha contra el preservativo en África, un continente diezmado por el sida. A muchos les parece abominable que el barrio más castizo de Madrid se convierta en otro Vaticano, en un centro de expansión de teorías que van directamente contra algunas de las cosas agradables de esta vida.

A veces los dioses dan disgustos. Que se lo digan al pobre Adán, que seguramente lanzó el primer taco de la historia. Pero como entonces no se llevaban las palabras malsonantes, es fácil que Adán se limitara a sacar la lengua.

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