¿Quién pierde con el gallego?
Los centros concertados piden un cambio de modelo. - Profesores y padres creen que es un debate mediático con poco fundamento en las aulas
Una lengua puede ayudar a ganar o perder unas elecciones. Puede dañar la imagen de un partido, encender una discusión en una sobremesa o ser un elemento de decisión en un acuerdo sobre financiación autonómica. En Galicia se ha usado para eso y para mucho más.
Docentes de centros de las cuatro provincias apelan al sentido común y reivindican el fin de la inquina contra las lenguas.
- Un centro modélico. El Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) Chamoso Lamas de O Carballiño es un "centro modélico de bilingüismo". La conselleira de Educación en funciones, Laura Sánchez Piñón, lo definió así en una de sus últimas visitas. Se refería al bilingüismo castellano-inglés o gallego-inglés. La lengua materna de los alumnos del Chamoso Lamas es básicamente el gallego. "La mayor parte del alumnado de secundaria procede de centros adscritos de los municipios rurales próximos a O Carballiño" explica el director, Ramón Selas. Y la inmersión lingüística en el tercer idioma fue un éxito.
Desde septiembre de 2008, "atendiendo la demanda y la densidad de población" el ayuntamiento reclamó a Educación una sección de la Escuela Oficial de Idiomas para el centro. Para concedérsela, la Consellería tuvo en cuenta los "buenos resultados" alcanzados en cursos anteriores por el Plan de potenciación de idiomas que desarrolla el instituto. Un plan por el que los alumnos del primer ciclo de ESO reciben íntegramente en inglés alguna de sus clases. Este año es Educación Física, pero la dirección quiere extenderlo a otras materias "aunque dependemos de que los profesores tengan acreditación de inglés".
En el IES Chamoso Lamas estudian 428 alumnos de los que 152 están matriculados en Secundaria. El resto acuden a clases para adultos o están matriculados en la Escola Oficial de Idiomas. Las clases de Secundaria son básicamente en gallego. Ahora y siempre. Más por una cuestión funcional que ideológica, reconoce Selas.
Cuando se aprobó el decreto que obliga a todos los colegios públicos y concertados a impartir el 50% de las asignaturas en el idioma autonómico, en el Chamoso Lamas "no hubo problema alguno para cumplirlo a rajatabla" porque era lo que venían haciendo. En su opinión, que comparte el presidente los padres en el instituto, el debate está más relacionado con "posiciones políticas o ideológicas" que con la cuestión académica o lingüística.
- Los centros concertados piden cambios. La lengua gallega es un asunto incómodo para muchos centros concertados que se negaron a pronunciarse públicamente para la elaboración de esta semblanza. "Ahora que la legislación va a cambiar, no merece la pena hablar de esta norma que ha creado división de opiniones", manifestó el director de un colegio religioso del barrio vigués de Teis. La impresión generalizada es de rechazo.
"Por supuesto, nuestro centro cumple la ley", afirma con rotundidad el director del Colegio Sagrado Corazón de Praceres, Estanislao Vázquez, en la parroquia pontevedresa de Lourizán. En este colegio de confesión católica, mixto, concertado y situado en un barrio marinero, estudian alumnos de tanto de extracción rural como urbana, procedentes de los centros poblacionales de Marín y de la ciudad de Pontevedra. "La mayoría de los profesores y estudiantes somos castellanohablantes, incluso los niños se comunican entre ellos y se dirigen a sus padres en castellano aún cuando sus progenitores se dirijan a ellos en gallego; por lo tanto, está claro es que en el colegio no se gana hablantes". La norma es una cosa y la vida real, otra.
"Con estos cambios, hasta los niños le están cogiendo manía al gallego y los padres ya no podemos hacer los deberes con nuestros hijos si no es con el diccionario al lado", se queja Mari Carmen Graña, la presidenta de la Asociación de Nais e Pais del centro, quien preferiría que las asignaturas "importantes" se siguiesen impartiendo en castellano y reservar otras materias como religión, música y plástica para el gallego. "Les cuesta muchísimo aprenderse los huesos del cuerpo humano y tampoco es lógico que estudien en gallego los nombres de los ríos de España".
Estanislao Vázquez no tiene dudas al afirmar que los alumnos de su colegio no han perdido competencia lingüística en castellano, pero desconfía de la viabilidad económica y funcional de separar al alumnado según el idioma escogido.
"El proceso de asimilación tendría que ser lento porque todavía hace falta mucha formación para que cale la idea de que una lengua supone enriquecimiento cultural", reflexiona la responsable del grupo de Normalización Lingúística, María Expósito. "Los alumnos se traen los prejuicios de casa y para eliminarlos no basta la escuela, necesitamos más políticas complementarias".
- Los problemas son otros. En el colegio de educación infantil y primaria Eusebio da Guarda de A Coruña, con 675 alumnos hasta los once años de edad, la enseñanza en castellano y gallego no es fuente de problema alguno "ni social, ni con los niños, ni en la organización del centro", asegura su director, Manuel Naveira. Las preocupaciones y dificultades de este colegio público, situado en la céntrica plaza de Pontevedra, son otras: la masificación de las clases y la falta de especialistas para atender niños con necesidades especiales. Sólo dos familias, integrantes de la plataforma Galicia Bilingüe, protestaron porque sus hijos tuvieran que cursar en gallego la mitad de las asignaturas de Primaria. Al final lo tuvieron que aceptar. "Es un problema planteado por los padres, no por los alumnos", remarca el director del colegio. La escolarización de los niños hasta los tres años sólo es en castellano "porque es el idioma dominante en esta zona de A Coruña", justifica Naveira, y se introduce progresivamente el gallego, con el objetivo de que los niños lo entiendan, en la siguiente etapa previa a Primaria.
- Una cuestión mediática. "¿Problemas con el gallego? Eso es sólo una cuestión mediática y política", se responde el padre de uno de los 114 alumnos del CEIP San Xoán de Becerreá, donde se aplica la normativa vigente "sin ningún problema", tal y como explica su directora, María Manuela Rodríguez. Becerreá es uno de los municipios más importantes de la alta montaña de Lugo, donde la mayor parte de sus mayores hablan lo que la directora define como "gallego coloquial" y en el colegio se imparte el gallego "normativo" en aquellas asignaturas que contempla la LOE, como Coñecemento do Medio, Matemáticas o Educación Física.
"Aquí, el gallego no supone ningún trauma, la polémica que se ha suscitado parece un poco estéril", enfatiza la directora, quien además sostiene que resulta "enriquecedor" que los niños crezcan aprendiendo dos lenguas maternas con las que se familiarizan "y les permiten adquirir mayores facultades para dominar una tercera".
Lo que sí se reproduce en Becerreá es el mismo fenómeno que en otras localidades; es decir, el gallego es la lengua más utilizada en la parte rural y los castellanohablantes, auque pocos, se concentran en la villa, que es una forma de diferenciar un estatus social.
Información de Cristina Huete, Teresa Cuíñas, Paola Obelleiro y Arcadio Silvosa.
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