La vida misma
Se armó revuelo cuando Mario Conde dijo en La noria (Telecinco) que llevaba en su cartera 5.000 euros, "por si acaso". Los que creemos en la inteligencia de Soraya Sáenz de Santamaría no creemos que hablara en serio cuando se salió con esta teoría condista sobre la eventualidad de que Francisco Camps pagara sus trajes al contado. ¿Ella paga al contado?, le preguntaron, y desarrolló su condismo de bolsillo: "Pues depende de si ese día he ido al cajero. Hay cosas que se pagan en metálico, otras con tarjeta, otras con transferencia, la vida misma".
La tele se hartó de poner esa imagen de la vida misma según Soraya, y la verdad es que el lenguaje corporal decía lo contrario de lo que se oía. Un tic decía: "No, que no hablo en serio". Porque eso no es la vida misma, aunque sea la vida misma según el campsismo, una derivación de la teoría del condismo, que es también una filosofía basada en el dinero abundante que siempre se tiene a mano por si acaso un roto o un descosido.
Esto del lenguaje corporal da para muchísimo. Iñaki Gabilondo (Cuatro) insinuó algo sobre los sobrentendidos del obispo Camino cuando presentó esa espeluznante campaña acerca del lince y el niño abortado o abortable. Da repelús el asunto, y daría más repelús si el sacerdote se lo creyera. No se lo puede creer, venía a ser la teoría de Iñaki en su informativo; hay un punto en que este obispo tiene que descreer de su doctrina. Y como sería imposible que un obispo sea cínico (¿o no es imposible?), pues entonces estará bromeando sobre la vida misma.
Wyoming (El intermedio) subrayó un aspecto de ese anuncio episcopal que me parece interesante también como teoría. Decía El Gran Wyoming que el cartel es publicidad engañosa, pues en el anuncio aparecen un niño (desprotegido) y un lince (protegido), y el niño es del tamaño del lince. ¿Se quiere insinuar?, apuntaba el humorista, ¿que se abortan niños del tamaño de un lince? Y el balcón. Lo sacó Concha G. Campoy en su programa 500 de Cuatro, con Felipe González en el estudio. Y en un recuadro, el trajeado Camps con Rajoy en un balcón de Valencia. Rajoy ha querido la foto y ahí la tiene, natural como la vida misma. Se tapaba los oídos. Qué le estaría diciendo el presidente valenciano. Cosas de la vida misma.
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