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El Congreso eleva el oficio de artista fallero a profesión con estudios reglados

De maestro fallero a maestro de escuela en toda regla. Valencia cruzó ayer el ecuador de las fiestas de las Fallas con una buena noticia, al aprobar ayer el Congreso de los Diputados en Madrid, por unanimidad, una proposición no de ley de los socialistas que pretende convertir el oficio de artista fallero y el de foguerer en una profesión cualificada con su correspondiente oferta de estudios reglada, dentro de la Formación Profesional.

La iniciativa se cocinó en noviembre de la mano de dos jóvenes diputados socialistas valencianos, Josep Santamaria y Ferran Bono, con voluntad de responder de una vez a esta "vieja reivindicación" del sector fallero. Un gremio que desde hace tiempo lucha por elevar el reconocimiento del oficio y, a la vez, asegurar la continuidad de su profesión en torno al monumento y el arte, amenazados por el derroche de luminotecnia, casetas y ocio nocturno.

El impacto económico de este oficio -sólo en torno a la Fallas se genera un volumen de negocio de 750 millones de euros, según un estudio de la Cámara de Comercia de Valencia- nadie lo cuestiona. Pero la repercusión nacional e internacional del artista fallero en sectores como la industria cinematográfica (en decorados originales de Lawrence de Arabia o Bienvenido mister Marshall), ferias turísticas, escenarios teatrales y operísticos, o parques temáticos como Eurodisney o Terra Mítica, es algo que en España aún no se ha cuantificado, ni ha obtenido el reconocimiento legal y académico correspondiente a un sector económico en boga.

De hecho, ha habido hasta deslices como el reciente del diputado popular José Luis Ayllón que trató de rebajar la iniciativa con un chiste que acusaba al Gobierno de dedicarse a las falleras, en medio de la crisis. No obstante, el PP, que se comprometió a impulsar esta medida cuando gobernaba, participó ayer del proyecto con sendas enmiendas aprobadas al alimón con los socialistas. El Ministerio de Educación, según adelantó a EL PAÍS el director general de FP, Miguel Soler, quiere que en un año estén el decreto y la certificación profesional para estrenar curso en 2010.La iniciativa parlamentaria da "el impulso a un oficio que se remonta al siglo XVII y que desde entonces se transformó en una manifestación popular de carácter social y satírico irrenunciable". Así lo defendió en la tribuna el valenciano Josep Santamaria, ante unos testigos de excepción. Un grupo de maestros artesanos de Valencia y Alicante, encabezado por un emocionado José Latorre Lleó.

Lleó, que es el interlocutor del gremio con el Gobierno, conoce bien lo que es llegar a ser un maestro fallero, con mucho empeño y a través de un zigzag, sin pisar una escuela reglada. A sus 47 años es uno de los más reconocidos artistas falleros, que tuvo que cursar estudios de publicidad en una academia de Valencia para poder llevar a cabo su sueño de aprender el oficio en el taller de los Hermanos Sánchez en 1977.

Él mismo ha sido desde noviembre, cuando logró reunir a los directores generales de Formación Profesional en Valencia, uno de los más firmes promotores -junto al cineasta también valenciano Luis García Berlanga- de este viaje legislativo que pretende convertir el trabajo de artesano en una profesión de futuro. Aunque Berlanga, pese a su encendida y constante defensa de la profesión, no pudo asistir al Congreso para celebrar con sus amigos artistas falleros este hito "histórico", debido a sus problemas de salud asociados a la edad.

Para Miguel Soler, también valenciano y responsable de la Dirección General de Formación Profesional, la regulación de los estudios de maestro fallero permitirá que a los 16 años un joven, cuando termina la enseñanza mínima obligatoria, pueda hacer carrera de artista fallero sin tener que dar tumbos. Y, a la inversa, que los maestros que llevan década trabajando puedan computar sus años de "experiencia laboral" por créditos académicos y entrar a dar clase, incluso llegar a la Universidad.

La regulación conlleva -además de dotar a la profesión de unos estudios oficiales reconocidos a nivel nacional y europeo- el reconocimiento de la "cualificación profesional" por parte de los dos ministerios implicados: el de Educación y Trabajo.

"Esto favorece que el artista fallero, al igual que en el seno de una empresa, promocione en función del nivel técnico y de especialidad que tiene", explica Soler.

Son los propios maestros del gremio los que, a partir de ahora, trabajarán en un grupo interministerial para diseñar el plan de estudios y el currículo.

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