Constructor a la sombra de un consejero
José Miguel Taroncher es conocido en La Pobla de Vallbona como Carlampio, el apodo de su padre y de su anterior empresa de construcción. Es conocida desde tiempo atrás su vinculación con el PP, primero en el ámbito local, antes de dar el salto a la Administración autonómica. No tiene nada a su nombre por razones que son vox populi en esta localidad del Camp de Túria. En los años noventa, Taroncher intentó ser el constructor de cabecera del alcalde Vicente Alba. Su mujer, María Ángeles González, Marián para los conocidos, era concejal del partido. Pero la relación acabó mal, entre otras cosas, como consecuencia de las adjudicaciones de las obras municipales.
A la empresa de Taroncher sólo le tocó la cubierta donde todavía hoy se instala el mercadillo. El PP comarcal era controlado entonces por Alba y por Serafín Castellano, delfín de Zaplana y valor emergente entre los populares. Como concejal de servicios sociales, Marián trabó relación con Castellano, que también acabó distanciándose del regidor poblano a raíz del conflicto entre zaplanistas y campistas. María Ángeles fue nombrada por Serafín secretaria del grupo popular de las Cortes Valencianas en 1996.
Hasta 1996, la firma de Taroncher solo hacía alguna obra en La Pobla y chalés
Su actividad en las Cortes no se ceñía únicamente al ámbito físico de trabajo. A lo largo del tiempo demostró su valía para reclutar periodistas afectos de cara a unas pruebas de selección de personal en RTVV mientras se encargaba de la lotería de Navidad del grupo o de asociaciones de mujeres promovidas por el PP que dirigían desde el Parlamento valenciano diputadas populares. Nada más llegar a las Cortes, en septiembre de 1996, creó la nueva empresa, Construcciones Taroncher y Asociados, SL, que daría cobertura a todas las adjudicaciones ya conocidas. Hasta entonces, la actividad constructora de Pérez Taroncher se reducía a la promoción de unos pocos chalés y de algunas obras municipales de la Pobla. Algunos de los trabajadores subcontratados de aquella época todavía no dan crédito al meteórico ascenso de la constructora.
Mientras, Castellano preparaba desde la presidencia de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias su camino hacia el Consell. Aunque diputado desde 1991, hasta 1999 no logró ser nombrado consejero de Administraciones Públicas y en 2000 de Sanidad. Entonces, el Camp de Túria empezó a contar en la política autonómica. El carrusel de beneficiados por la política de personal de Castellano fue abrumador, si bien en esta legislatura le han parado los pies hasta el punto de que el partido le obligó a destituir a los tres meses de ser nombrados como directores generales de la Consejería de Gobernación a los alcaldes de Benaguasil y Casinos, Joaquín Segarra y Miguel Espinosa, respectivamente, aunque mantiene de jefe de los servicios de espectáculos a Fernando Castellano, hijo de un ex alcalde de Benissanó.
Hoy, el sector renovador del PP ha decidido que ha llegado el momento de prescindir de quien manejó con mano de hierro la comarca. Pero el control local que ejerce Castellano ha llevado a situar de concejales a su esposa y un primo hermano.
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