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EE UU presiona a Europa para que lance nuevos planes de estímulo

Obama asegura que las medidas para salir de la crisis "serían más eficaces si todo el mundo fuera en la misma dirección" - La UE rechaza un esfuerzo adicional

Antonio Caño

Barack Obama llamó ayer la atención a las principales economías del mundo sobre la necesidad de medidas más enérgicas, de acciones más decisivas por parte de los Gobiernos, para hacer frente a la crisis global de forma acompasada con Estados Unidos. Sin decirlo explícitamente, el presidente norteamericano expresó cierta frustración por el hecho de que otros países desarrollados, especialmente en Europa, no hayan repetido planes de estímulo de las proporciones del que recientemente fue aprobado en Washington.

"Todo lo que estamos haciendo en EE UU sería más eficaz si el resto del mundo se estuviera moviendo en la misma dirección", declaró Obama al término de una reunión con su secretario del Tesoro, Timothy Geithner, quien hoy mismo viaja a Londres para participar en una reunión preparatoria de la próxima cumbre del Grupo de los 20 (G-20), que concentra a los países más ricos del mundo y a los emergentes con mayor pujanza. La reunión se celebrará en la capital del Reino Unido el 2 de abril.

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Desde ahora hasta esa fecha, la política de Estados Unidos será la de presionar a favor de una acción mundial coordinada para atajar la crisis, una acción en la línea de la ley de estímulo de cerca de 800.000 millones de dólares (625.000 millones de euros) que el presidente firmó el mes pasado y del plan de rescate de los bancos de 700.000 millones de dólares puesto en marcha el pasado otoño.

"EE UU ha tomado una ventaja significativa", manifestó Obama, "sobre una serie de pasos que son necesarios en este momento. Pero es importante que otros países se muevan en la misma dirección porque la economía globalizada nos ata a todos juntos".

Todos esos pasos hay que darlos, además, precisó el presidente "asegurándonos de que no caemos en patrones proteccionistas y de que el comercio internacional sigue siendo el modelo que los países apoyan y practican".

Las palabras de Obama confirman la preocupación de la Casa Blanca por la resistencia de parte de las principales potencias europeas y otras naciones a desarrollar medidas intervencionistas lo suficientemente ambiciosas. Estas diferencias se presentan como el principal caballo de batalla con vistas a la reunión del G-20, en la que están depositadas muchas de las esperanzas de una próxima recuperación.

Un informe del Fondo Monetario Internacional hecho público la semana pasada confirmaba que, entre las mayores economías del mundo, sólo China, Australia y España habían seguido los pasos de EE UU de dedicar el 2% de su producto interior bruto (PIB) a proyectos de estímulo económico. Los dos grandes de Europa, Alemania y Francia, se han quedado muy por detrás de esa cifra, particularmente este último, cuyo paquete de estímulo no llega al 1% del PIB.

El presidente norteamericano dijo ayer que había hablado recientemente sobre esos problemas y las perspectivas de la cumbre de Londres con el primer ministro británico, Gordon Brown, y con el jefe del Gobierno japonés, Taro Aso, con los que, según comentó Obama, había coincidido en "una visión optimista sobre las perspectivas del encuentro".

Obama recalcó que los dos objetivos principales que busca Estados Unidos en esa cumbre son los de "una acción concertada en el mundo entero para resucitar la economía" y un consenso sobre un paquete de medidas reguladoras que deben ser aplicadas por cada país, con el fin de evitar la repetición de catástrofes como la que actualmente afecta al sistema financiero.

El presidente mencionó el primero de esos objetivos como imprescindible para que sus propias iniciativas aplicadas a la economía norteamericana puedan tener éxito. "Podemos hacer un buen trabajo aquí", dijo, "podemos poner en marcha todas las medidas que creamos, pero si continúa el deterioro de la economía internacional, vamos a fracasar".

Nunca se había referido Obama en términos tan dramáticos a la conexión entre la crisis económica norteamericana y la que sufren otros países. Eso pone una presión añadida sobre la cumbre del G-20 y sobre el trabajo previo que debe de llevar a cabo el secretario del Tesoro. "Ésta va a ser una reunión crucial en un momento, obviamente, decisivo para la economía", declaró el presidente.

Timothy Geithner añadió que, desde hace dos años, están circulando entre diferentes países afectados por la crisis una serie de ideas sobre la mejor forma de combatirla. Pero advirtió que ahora "el tiempo de las palabras ha terminado" y que es preciso "unirse y empezar a actuar".

"Tenemos que unir al mundo para poner en acción un programa muy extenso y sostenido de apoyo a la recuperación y el crecimiento. Y tenemos que unirnos para alcanzar un nuevo consenso global sobre cómo fortalecer el sistema financiero mundial de tal manera que una crisis así no vuelva a ocurrir nunca más", propuso el secretario del Tesoro.

Para Geithner esto es, al mismo tiempo, una batalla personal. Después de un turbulento proceso de confirmación por el impago de algunos impuestos, y de un inicio de gestión muy criticado por la incertidumbre de sus acciones respecto a la intervención en los bancos, el secretario del Tesoro está muy necesitado de un éxito para revitalizar su papel.

[Las presiones de Obama y su equipo económico provocaron reacciones en la Comisión Europea y en varios países de la UE, que no parecen dispuestos a preparar nuevos planes anticrisis pese a la insistencia de Estados Unidos. El presidente del Eurogrupo -que engloba a los 16 ministros de Finanzas de la zona euro-, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, aseguró ayer que los miembros de la Unión "no están dispuestos a ir más allá de los paquetes de medidas que ya han sacado adelante". El ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbrueck, aseguró que en estos momentos no se debate "ninguna medida adicional". Frente a las cifras ofrecidas por EE UU, la UE sostiene que los planes de estímulo de los Veintisiete suman 400.000 millones de euros para 2009 y 2010, el 3,3% del PIB europeo.]

Barack Obama, durante su comparecencia ayer en Washington junto a Timothy Geithner (al fondo).
Barack Obama, durante su comparecencia ayer en Washington junto a Timothy Geithner (al fondo).AP

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