Quinto aniversario del 11-M
Esta mañana, como otras, me he despertado y pensado en mi hermana gemela. Dentro de unos días volveremos a hablar por unas horas del 11-M. Se cumplirá el quinto aniversario de la matanza. Todavía tendremos que escuchar voces que ofendiendo el sentido común defiendan autorías mediáticas o políticas.
Ella fue asesinada mientras se dirigía a su trabajo por terroristas islámicos que han sido juzgados y condenados. No todos, algunos escaparon de la justicia por sus propios medios o por los que el propio sistema judicial les proporcionó en una mala praxis (Jamal vive en Parla, y al juez Del Olmo tan sólo le amonestaron, por ejemplo). Y además existieron y existen otros responsables, no fue un acto casual. Y las causas hablan por sí solas a pesar de tantas inoportunas declaraciones de políticos o periodistas a los que más valdría haber hecho un juramento hipocrático de su oficio.
En cualquier caso, me siento orgullosa de un país que ha conseguido, de nuevo en paz y sin grandes aspavientos, intentar curarse las heridas. Esta carta es mi agradecimiento personal a todos los que durante estos años nos han apoyado y han compartido nuestro dolor. Han sido muchos.
Soy una mujer partida por la mitad, el tiempo se detuvo en ese instante y cada día que pasa equivale a un mundo. Aún tendréis que tener un poco más de paciencia y dejarnos ser supervivientes y no víctimas, abrazarnos con vuestra comprensión y respetarnos con vuestro silencio, como os rogamos que hicierais hace ya cinco años. Políticos y periodistas, por favor, intentad comprender un dolor que no ha acabado. Y si tenéis tanto que decir sobre esas muertes, mirad primero a la cara de los que ya no están, llamadlos por su nombre y después volved vuestros ojos hacia nosotros.
Estaremos mirando hacia un futuro en paz, defendiendo todo aquello que contribuya a evitar que suceda algo parecido aquí o en cualquier otro lugar. Todos nosotros hemos cambiado, el 11-M nos ha cambiado.