Patriota, héroe y villano
Muchos aplausos y algunos pitos al pujador que bloqueó la subasta de obras chinas en París
Cuando Cai Mingchao efectuó la puja más alta y se adjudicó las cabezas de bronce de rata y conejo de la colección del fallecido diseñador francés Yves Saint Laurent subastadas por Christie's -en París, el miércoles de la semana pasada-, seguramente nadie dudó de él. Al fin y al cabo, el coleccionista chino, de 44 años, era un viejo conocido en el mundo de las antigüedades: en 2006 había pagado 116 millones de dólares de Hong Kong (13,4 millones de euros, al cambio actual) por un Buda de oro de la dinastía Ming (1368-1644) licitado por Sotheby's.
Hoy ya no ocurriría lo mismo. Si, para muchos, este hombre de rostro de zorro y bigote fino se ha erigido en gran patriota y héroe por su negativa a pagar las piezas, para otros ha asestado un duro golpe a la credibilidad de los chinos.
Un juez francés declaró legal la venta de las dos esculturas chinas, expoliadas en 1860 por tropas franco-británicas
El Gobierno de Pekín había pedido con insistencia la devolución de las dos esculturas chinas, porque fueron expoliadas durante el saqueo del Antiguo Palacio de Verano en Pekín por parte de las fuerzas coloniales franco-británicas, en 1860, y un juez francés había dictaminado la legalidad de la venta. Así que Cai Mingchao ofertó más alto que nadie -15,7 millones de euros por cada pieza- y ganó. Ni él ni Christie's revelaron su nombre en un principio. Hasta que el lunes pasado, Cai confesó ser el comprador y dijo que no podía entregar el dinero adeudado: hacerlo habría equivalido al pago de un rescate.
Su inusitado gesto fue recibido con admiración por muchos ciudadanos del país asiático, que consideran una ofensa -aunque no viole ninguna ley interna-cional- la comercialización de bienes expoliados durante la humillante destrucción de la antigua residencia veraniega de los emperadores. Los bronces formaban parte de una fuente con los 12 animales del zodiaco. Cinco de las cabezas están en China, mientras se desconoce el paradero de otras tantas.
"Un coleccionista y un patriota", tituló el diario en inglés China Daily. Según una encuesta en la página web de la agencia de noticias oficial China News Service, el 63% de los consultados se mostraron a favor de la acción de Cai. "Fue Christie's la que comenzó violando las reglas", declaró Wang Zhanyang, un profesor de la Academia Central Socialista, según el diario Noticias de Pekín.
Cai es consejero del Fondo de los Tesoros Nacionales, un organismo de China cuyo objetivo es repatriar el patrimonio cultural situado en el extranjero. Juntos planearon el ingenioso sabotaje de la licitación. "Ha sido una decisión excepcional tomada ante una situación excepcional, cuyo resultado exitoso ha sido la paralización de la subasta", ha dicho Niu Xianfeng, subdirector del Fondo.
Pierre Bergé, socio y compañero de Saint Laurent, ha advertido de que se quedará con las dos piezas si Cai no las paga. Bergé decidió vender la colección el año pasado, tras la muerte de Saint Laurent. Había ofrecido entregar las dos cabezas a China si mejoraba la situación de los derechos humanos, concedía "libertad a Tíbet" y daba "la bienvenida al Dalai Lama", una sugerencia que el Gobierno de Pekín calificó de "ridícula".
Cai, propietario de una casa de subastas, afirma que llevó ese acto a cabo "en nombre del pueblo chino", pero reconoce que le pasará factura. "Estoy en este negocio desde hace muchos años, y está muy claro que afectará a mi futura reputación".
Algunos internautas, sin embargo, han rechazado la manera de actuar del coleccionista. "Hay muchas formas de amar tu país. Pero bajo ninguna circunstancia puedes utilizar la confianza para engañar a la gente", señala un comentario en Baidu, el popular sitio de Internet. Una posición compartida por algunos altos funcionarios del Ministerio de Cultura, como Zhao Yu, quien asegura que la actitud de Cai ha hecho un flaco favor a sus compatriotas. "El hecho de que Cai Mingchao se haya echado atrás ha minado la credibilidad de la que disfrutaban los chinos en las subastas internacionales".
El Gobierno chino ha negado estar implicado en el asunto. "Por lo que respecta a la participación de personas relevantes en la subasta de las esculturas de bronce, ni yo ni la Administración del Patrimonio Cultural sabíamos nada", ha dicho Qin Gang, portavoz del Ministerio de Exteriores. La Administración del Patrimonio Cultural ha manifestado recientemente su oposición a que coleccionistas privados compren las cabezas de bronce en el extranjero para devolvérselas a China. Un consejo contrario a la práctica seguida en el pasado por los llamados "coleccionistas patriotas", que han adquirido tesoros perdidos para donarlos, en ocasiones, al Gobierno a cambio de favores potenciales. El grupo Poly, el mayor vendedor de armas de China, adquirió cuatro de las cabezas de bronce expoliadas en el Palacio de Verano, en una puja, y las colocó en un museo en Pekín. El magnate del juego Stanley Hoo localizó otra en 2007, la compró por 69 millones de dólares de Hong Kong (ocho millones de euros), y ahora se exhibe en su casino Lisboa, en Macao.
Al final podría tratarse, simplemente, de una operación orquestada para llamar la atención internacional sobre el descontento existente en China acerca de la venta de sus bienes robados. Una campaña de este tipo arroja también un velo sobre el origen de futuras piezas en puja, y puede hacer que la gente se lo piense dos veces antes de optar a su compra.
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