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El PSE rechaza entrar en un Gobierno de coalición presidido por Ibarretxe

El PNV ofreció a cambio un pacto para apoyar a Zapatero en el Congreso

La primera reunión entre peneuvistas y socialistas para negociar los apoyos a la investidura fue un tanto extraña. El mundo al revés. La delegación del PNV (encabezada por su presidente, Iñigo Urkullu, y el candidato a lehendakari, Juan José Ibarretxe) ofreció a la PSE-EE (liderada por su presidente, Jesús Egiguren) un acuerdo de gobierno en Euskadi y la estabilidad para el Gabinete de Zapatero en el Congreso. Y lo hizo vampirizando el discurso que el candidato socialista, Patxi López, ha desplegado durante toda la campaña: con una encendida defensa de la pluralidad política vasca y de la necesidad de abrir una nueva etapa basada en la "cultura del diálogo y la cooperación entre diferentes" y en la estabilidad.

Urkullu acusa a los socialistas de hacer "un ejercicio de cinismo político"

Todo ello adobado, además, con un plan de choque para afrontar la crisis, un paquete de políticas sectoriales al servicio de la sociedad, estabilidad en las instituciones para "profundizar en el autogobierno" y, finalmente, la búsqueda de la paz, la promoción de los derechos humanos y la lucha contra el terrorismo de ETA. Si uno hacía ayer el ejercicio de quitar el membrete del PNV de la propuesta de dos hojas entregada a los socialistas en el encuentro, podía caer en el error de pensar que lo habían escrito en realidad el PSE y su candidato.

Fue una auténtica sorpresa para la delegación socialista. Tal vez porque se dejó guiar por el montaraz discurso de la víspera de Urkullu. Mientras el miércoles el líder del PNV hablaba de "golpe institucional" contra el vencedor de los comicios (el PNV tiene 30 escaños y 80.000 votos más que los socialistas) a manos de un acuerdo PSE-PP, ayer el mismo partido sorprendía con su vertiente más pactista, "responsable" y "honesta", en palabras de Urkullu. La delegación del PSE salió cariacontecida de la reunión, de apenas 45 minutos, celebrada por la mañana en Sabin Etxea (sede central del PNV). Aunque tuvo la cintura de preguntar durante el encuentro a los peneuvistas una cosa: "¿Y esto con un lehendakari socialista o nacionalista?". La respuesta de Urkullu fue clara: con nuestro candidato, Juan José Ibarretxe, que, según aseguran varias fuentes, no ha tirado la toalla y no descarta, llegado el caso, incluso ser jefe de la oposición en la Cámara. Oficialmente, la dirección del PNV no sabe aún nada.

Urkullu aseguró que el PSE se mostró "de acuerdo con las bases de la propuesta si aceptamos que haya un lehendakari socialista", pero que ahora de lo que se trata es de poner lehendakari y que después "ya se verá". Esta interpretación de Urkullu de la respuesta socialista a su propuesta tenía una intención clara: que el PP sepa que el PSE está dispuesto a pactar con los peneuvistas tras la designación de López. Es "rizar el rizo": recoger los votos del PP en la investidura y luego abordar una negociación con el PNV, todo un "ejercicio de cinismo político", censuró Urkullu.

Los socialistas están convencidos de que ese cambio de discurso del PNV tras diez años de políticas "soberanistas y excluyentes" no es "creíble" para nadie. "Por mucho que ahora el PNV diga otras cosas, para avanzar con seguridad en políticas de diálogo y acuerdos que unan al país y para abrir un nuevo tiempo en la política vasca la única garantía es un lehendakari socialista", argumentan.

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Aunque Urkullu apuntó que su partido negocia con el PSE y no le puentea, los nacionalistas han puesto en funcionamiento todos los resortes para presionar e intentar frenar lo que también ellos consideran ya casi irremediable: el desalojo de Ibarretxe de Ajuria Enea en virtud de la aritmética parlamentaria: la suma de PSE (24 escaños), PP (13) y, en su caso, UPyD, si el escaño alavés que hoy se ventila en la Junta Electoral no cae del lado socialista.

Iñigo Urkullu, tras la reunión con la delegación del PSE.
Iñigo Urkullu, tras la reunión con la delegación del PSE.TXETXU BERRUEZO

La oferta del PNV

El PNV ofreció ayer al PSE, "desde la legitimidad de ser el partido más votado", las siguientes bases para la colaboración entre ambos:

- Un plan de choque para afrontar la crisis económica.

- "Búsqueda de la paz" y lucha contra el terrorismo.

- "Estabilidad en las instituciones vascas", profundizar en el autogobierno y corresponder con apoyo en las Cortes.

- Políticas de desarrollo y bienestar "desde la justicia social".

- Por último, propone una "nueva cultura política: de la política de bloques al acuerdo entre diferentes".

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