Frenazo en seco de la inmigración
La cifra de extranjeros que viven en la región se reduce por primera vez
La llegada de extranjeros a la Comunidad de Madrid se ha estancado por primera vez desde que alguien se toma la molestia de hacer cuentas al respecto: 10 años. El número total de inmigrantes empadronados, a enero de 2009, es de 1.108.920 personas, el 17,1% de todos los habitantes de la región. En octubre de 2008 eran más. Entonces, sumaban 1.109.079. Exactamente, en tres meses, se han caído de la estadística 159 personas. "Son pocos, pero nunca había pasado", subrayó Javier Fernández Lasquetti, consejero de Inmigración y encargado de desglosar en un informe los datos recopilados por su departamento. "Es pronto para valorar estos datos, pero si en el siguiente trimestre se repite el descenso, habrá que pensar que es una tendencia", agregó, cauto, Lasquetti.
Los bolivianos son los únicos que bajan en número porque se marchan
En enero de 2005, hace cuatro años, la cifra era de 833.379. Desde entonces el aumento ha sido exponencial. Hasta 2009. El frenazo se achaca a la crisis económica. Pero cada nacionalidad tiene sus propios condicionantes, al margen de que el número de nacionalizados ha crecido, aunque no en gran proporción (24.697 en 2008 frente a las poco más de 22.000 de 2007). Los que obtienen la nacionalidad española, como es obvio, desaparecen de estas estadísticas.
"Los ecuatorianos han dejado de llegar a España por varios motivos", explica con su verbo fácil Óscar Jara, responsable de la oficina de Atención al Migrante de Ecuador en Madrid. Prosigue Jara: "Los contingentes reservados a ecuatorianos cada vez elevan más el listón", explica en primer lugar. Pero tiene más motivos: "Del país ya han salido tres millones de personas [el país tiene 14 millones], ya está descapitalizado, no quedan muchos más para irse", prosigue antes de culminar con el consabido motivo de la crisis: "El desastre inmobiliario ha afectado sin duda", agrega antes de confiar que algunos de sus compatriotas se han encontrado con la curiosa paradoja de poseer los papeles de residencia y trabajo válidos por seis meses, pero se han topado con que las empresas que los contrataron en origen han quebrado. O eliminado su puesto laboral. Estas personas se quedan "sin medios de subsistencia y sin ningún tipo de ayuda legal, porque no cumplen los requisitos", concluye Jara.
Los ecuatorianos cedieron hace dos años su hegemonía como nacionalidad principal en Madrid a los rumanos. Ahora, el hueco entre ambos se acrecienta. Los llegados de Rumania son 205.784 personas. Los ecuatorianos, 137.911. A lo largo del último año esa cifra se ha redondeado con una adición de 10.108 rumanos. Pero desde la Embajada de Rumania consideran que el creciente número de rumanos no se debe tanto a una oleada sucesiva de recién llegados como a que los que ya estaban "se han ido empadronando y aclarando su situación legal". Para Camila Teodorescu, portavoz de la embajada, el motivo básico por el que se ralentiza el advenimiento de rumanos "es la situación laboral". O sea, que no encuentran trabajo. "En Rumania ahora hay mejores expectativas", aventura Teodorescu.
La única nacionalidad que disminuye en un porcentaje apreciable es la boliviana. En un año han bajado de 60.797 a 57.997. Lasquetti cree que son los únicos cuyo descenso se debe a un posible retorno a su país, aunque sin excluir la posibilidad de que se hayan cambiado de región. Una valoración que se deduce de cruzar dos datos: los empadronados bajan, pero los bolivianos no se nacionalizan españoles en un número significativo.
El informe elaborado por el Observatorio de la Inmigración, un departamento de la consejería, resalta que Madrid es la ciudad que mayor número de inmigrantes alberga: 574.997.
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