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Tribuna:Laboratorio de ideas
Tribuna
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La difícil reforma del mercado laboral

Habitualmente se habla de un mercado laboral dual para señalar las diferentes condiciones en las que viven los trabajadores con contratos fijos indefinidos y los que disponen sólo de contratos temporales. Son aproximadamente 4,5 millones de trabajadores y suponen el 28,6% del total de los asalariados. Pero al analizar las consecuencias sociales del desempleo no podemos olvidarnos de los trabajadores autónomos sin empleados a su cargo, que aunque hacen trabajos propios de los asalariados, están en esa condición porque es la única manera en que los contratan y para terminar tampoco podemos olvidar a los que no figuran en las cifras oficiales y están fuera del mercado regulado, por trabajar en la llamada economía sumergida y/o ser extranjeros sin papeles.

Un planteamiento serio de una reforma del mercado laboral es oportuno y necesario

Por tanto, cuando surge la polémica sobre la necesidad de reformar el mercado laboral no debe caerse en la trampa de referirse sólo al abaratamiento del despido, es necesario estudiar en profundidad todos los aspectos del mercado laboral buscando la flexibilidad en condiciones más justas. Con el sistema actual no sólo se pone claramente de manifiesto la injusticia reinante entre los trabajadores de los diferentes mercados laborales sino que existe una ineficacia importante en la asignación y reparto del trabajo entre los residentes españoles.

Como consecuencia del discurso del gobernador del Banco de España sobre la necesidad de las reformas estructurales, centrándose en la necesaria reforma del mercado laboral, se ha abierto una discusión sobre la necesidad y oportunidad de reformar este mercado. Se han alzado muchas voces en su contra, achacándole la referencia al abaratamiento del despido, cuando él en su discurso abrió diferentes vías de tratamiento del problema fijándose en las condiciones reinantes en otros países europeos.

La polémica está servida. Los representantes sociales, sindicatos y Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), han expuesto sus razones pero no se ha iniciado una discusión seria sobre el tema y no parece que el Gobierno esté dispuesto a impulsarla.

Sin embargo, una institución de reconocido prestigio, la Fundación de Estudios Económicos Aplicada (FEDEA), conocida por sus numerosos estudios y análisis, ha presentado las conclusiones del primer estudio del observatorio laboral de la crisis. En él se constata lo que ya sabíamos de la gran diferencia entre la elevada protección social de los trabajadores fijos indefinidos y la muy escasa o nula de los trabajadores temporales y podría ser una base para el análisis del problema.

Como es sabido, la indemnización por despido en los trabajadores fijos según el tipo de despido (procedente, improcedente, expediente de regulación) puede oscilar entre los 20 y 45 días de salario por año trabajado, en todo caso mucho más elevada que en el resto de los países europeos y las prestaciones por desempleo con cuantía y duración variable dependiendo del nivel de las cotizaciones y del tiempo trabajado.

Pero los trabajadores con contrato temporal no tienen estos derechos y cuando el contrato vence, si no se renueva, se quedan en el paro. Las prestaciones son muy escasas y de una duración muy corta. El resto de trabajadores autónomos y los que están fuera del mercado regulado si pierden el trabajo no están cubiertos en absoluto.

Por tanto, en la discusión sobre el coste del despido hay un fondo falso. El mercado laboral español es flexible gracias a los contratos temporales. Con los datos de la EPA de la destrucción de 620.100 empleos en 2008, 568.400 corresponden a los asalariados que perdieron su empleo. Pero mientras aumentaron los empleos con contrato indefinido en 95.700, el ajuste se produjo en los asalariados con contrato temporal (664.100). Aunque estas cifras son los saldos netos entre los contratos nuevos y los vencidos, da idea de la situación en la que se encuentran muchos trabajadores que pierden el trabajo y apenas reciben durante un corto plazo alguna prestación.

Pero también las empresas se ven afectadas según el tipo de trabajadores que tengan contratados. Está comprobado (OCDE) que el coste del despido de los trabajadores fijos en España es de los más elevados del mundo. Pero hay empresas, las grandes, que pueden abaratarlos en alguna medida con los famosos expedientes de regulación de empleo (ERES). También otras, por disponer de una mayoría de contratación temporal pueden reducir su plantilla casi sin coste. Pero al final se produce un gran desequilibrio creando grandes dificultades y originando diferencias en la competitividad entre las empresas.

Por tanto, no se puede hablar en general del mercado laboral en España. Hay que descender a los diferentes segmentos laborales para comprender su funcionamiento y los efectos de la crisis sobre los diferentes grupos de trabajadores y empresarios. En mi opinión el planteamiento serio de una reforma del mercado laboral es oportuna y necesaria. No se ha hecho en los momentos de bonanza y si no se hace ahora difícilmente estaremos preparados cuando comience la recuperación en nuestros clientes y socios europeos.

Carmen Alcaide es economista y ex presidenta del INE

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