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Elecciones 1-M | País Vasco

La abstención amenaza al PNV

La desmovilización detectada en la campaña será clave, porque una participación inferior al 70% reforzaría las opciones del PSE sobre Ibarretxe, favorito de salida

"Si vota el 70%, abre el champán; si no se llega, recoge los papeles para irte". A modo de coloquial consejo, un cargo público escuchaba el pasado viernes de su amigo, también nacionalista, la proyección que maneja el PNV para saber quién ganará las elecciones más reñidas desde 1986, cuando el PSE-EE, con sólo 19 parlamentarios, obtuvo la victoria aprovechándose de la escisión del PNV provocada por el enfrentamiento fratricida Arzalluz-Garaikoetxea.

- Contra la desmovilización. Las últimas elecciones detectan un significativo desapego del ciudadano vasco. Hasta la Iglesia lo dice. El documento de Acción Pastoral del Obispado de Vizcaya ante el 1-M advertía de la apatía hacia "la cosa política". En las generales de 2008, la abstención fue del 35,09%, 10 puntos más que cuatro años antes; en las locales del año anterior, no acudió a votar el 39,7% y en las autonómicas de 2005 el 32%.

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El PNV lo asume y sitúa a "la crisis y los casos de corrupción" como causas de la apatía. "La situación económica preocupa y mucho a la gente, y con la corrupción no se hace otra cosa que crear descrédito". Además, una campaña sin histerismos, que a muchos ha merecido la calificación de "plana", tampoco ha encendido los ánimos. El riesgo asumido por el PNV de perder el Gobierno no se ha escenificado en el frentismo -"vienen para quitarnos lo nuestro"- que encendió la campaña de 2001.

En el PSE-EE comparten que "siempre la participación muy alta favorece al PNV". "Nosotros sí que vemos movilizados a la gente que quiere cambio, dicen".

- Guipúzcoa y Álava. En un País Vasco donde los territorios históricos tienen un gran peso, cada provincia es también una realidad diferente en las urnas. Los socialistas han echado sus cuentas y creen que "una victoria holgada en Álava y por la mínima en Guipúzcoa" decidiría el triunfo por un escaño. El PNV, que se ha volcado en Vitoria para recuperar aliento al final de la campaña, sabe que Vizcaya es suya y que "hasta el final" mantendrán "una ventaja entre uno o dos" escaños. Para ello, asumen que "todo está por decidir en Guipúzcoa". Es allí donde el PNV se siente "obligado" a "sacar de casa" a quienes "no votaron ni en las generales ni en las locales" y facilitaron el ascenso socialista. A su vez, su dirección tampoco confía demasiado en arañar muchos votos de EA, ya que se quedó en 50.000 en las generales "y por mucho que rasques siempre habrá unos 40.000 que nunca se moverán hacia nosotros".

En el hipotético granero que abre la proscripción electoral de la izquierda abertzale que no condena a ETA, Aralar se presenta como el mayor beneficiario, en detrimento de EA, aprovechándose, sobre todo, de la irrupción mediática de su candidata, Aintzane Ezenarro. "La campaña, los debates en la tele, la han consagrado. Hace cuatro años no salía en ningún sitio porque no tenían representación y ahora todos la conocen y ven en ella un discurso que puede agradar a independentistas que rechazan la violencia". Esta periodista (Getaria, 1972), madre de tres hijos, actual parlamentaria, está llamada a ser "la novedad del 1-M", según sus rivales.

- Cambio o continuidad.

La dicotomía entre el deseo mayoritario de un cambio y la ponderación de Juan José Ibarretxe como el candidato más valorado y favorito para ganar, según todas las encuestas, esconde, posiblemente, la duda racional sobre cuál será la suerte final en este 1-M. A su vez, la costumbre de ver al País Vasco gobernado por el nacionalismo desde 1980 lleva a un sector de la sociedad al "vértigo" de pensar que "mañana se puede levantar socialista", según algunos analistas. Consciente de esta realidad, Patxi López invita, en aplicación directa del estilo Obama, a "soñar que es posible" el cambio.

La igualdad en los sondeos, reconocida por todos los implicados, confirma que la balanza "puede inclinarse hacia cualquier lado" (PNV o PSE) cuando hasta ahora "siempre caía por el mismo sitio". Pero las diferencias se prevén tan exiguas que quizá el segundo partido comience mañana. Si el escrutinio fuera incapaz de despejar futuros escenarios de gobierno, "el riesgo de fractura política" sería palmario. Ocurriría en un momento económico grave, que no hace aconsejable que lo afronte un gobierno sin mayoría sólida.

[Varios carteles con fotos de los concejales del PSE y PNV aparecieron ayer en las calles de la localidad guipuzcoana de Soraluze, gobernada por ANV, con insultos de "fascistas", "torturadores" y "ladrones"].

Patxi López

- Nacido en Portugalete (Vizcaya), casado, sin hijos, cumplirá 50 años el próximo mes de octubre. Cursó estudios de Ingeniería Industrial, que no acabó para dedicarse a la política. La música es una de sus pasiones. "Con diálogo, aquí cabemos todos", proclama.

Antonio Basagoiti

- Abogado nacido en Madrid (1969), casado y con tres hijas, empezó en la política en 1995. Debuta como candidato a presidente del Gobierno vasco tras sustituir a María San Gil al frente del PP vasco en julio de 2008. Asegura que el voto a su partido es "el voto decisivo".

Juan José Ibarretxe

- Economista, nacido en Llodio (1957), casado y padre de dos hijas, lleva 10 años de presidente del Gobierno vasco, cargo en el que relevó con 41 años a José Antonio Ardanza. Austero, amante del ciclismo, afirma que quiere "trabajar por sacar adelante a este país".

El voto nulo de D3M

- El porcentaje del voto nulo no pasará desapercibido en la jornada electoral de hoy. Reflejará la fuerza de la izquierda abertzale por deseo expreso del sector que abandera Arnaldo Otegi y que mostrará así su rechazo al veto judicial a las listas de Democracia 3 Millones y Askatasuna. Arnaldo Otegi, de hecho, aprovechó el día de reflexión antes del 1-M para solicitar a los suyos, con un artículo en Gara, un voto masivo con las papeletas prohibidas, convencido de que toda futura negociación de un cambio político "pasará por la izquierda abertzale".

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