Una limpieza étnica, hace 400 años
Una muestra en la Nau recuerda el forzado éxodo de los moriscos valencianos
En 1609 Felipe III culminó la triste senda que marcaron los Reyes Católicos en tierras castellanas cien años antes con el decreto de conversión o emigración de los habitantes que profesaran las religiones judía o musulmana. Hace 400 años, el decreto de expulsión de los moriscos españoles, que en teoría ya eran cristianos conversos, acabó con la farsa de una convivencia feliz de las tres religiones. Y lo hizo con el inequívoco sabor de una limpieza étnica en tierras donde solo tenía cabida la religión católica. Para conmemorar, y no olvidar, el éxodo de unos valencianos arraigados a su tierra durante más de ocho siglos, ayer se inauguró en la Nau la exposición Entre tierra y fe. Los musulmanes en el reino cristiano de Valencia (1238-1609), organizada por la Universitat de València en colaboración con la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) y con el patrocinio de Bancaja.
La conquista de las tierras valencianas en el siglo XIII por las fuerzas de Jaume I buscaba, quizá porque el rey cristiano venía de causar una masacre en Mallorca, el sometimiento, que no aniquilación. Lo explica el profesor de Historia del Arte de la Universitat Juan Vicente García Marsilla, comisario de la exposición junto al catedrático de Historia Moderna Rafael Benítez.
"No consigue traer los colonos suficientes y para que el reino se mantenga, tiene que seguir funcionando, al menos económicamente", resume García Marsilla. Comienza así la convivencia de los mudéjares (musulmanes que conviven sin cambiar de religión) con los cristianos. Y es a mediados del siglo XVI cuando se rompe la ficción y a los mudéjares valencianos se les obliga a convertirse por la fuerza. "Se les obliga a elegir entre la tierra, pervivir en el Reino de Valencia, o su fe", resume Benítez, elección que da título a la muestra inaugurada ayer.
En la exposición destaca el Corán de Segorbe y obras de arte como el cuadro de Francisco Domingo Marqués cedido por el San Pío V, el retrato de Felipe III pintado por Pantoja de la Cruz cedido por el Museo del Prado o los seis lienzos de Bancaja recién restaurados que describen, por ejemplo, la rebelión de los moriscos en la muela de Cortes, el embarque en el puerto de Dénia, o el desembarco en Orán, los tres de Vicent Mestre. Son cuadros testigos de la expulsión de 125.000 personas. Una limpieza étnica que 400 años después sigue pareciendo muy actual.
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