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EL ESPECTADOR | Elecciones 1-M
Columna
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Lo que dicen

Si una campaña electoral es como una vuelta ciclista, que lo es en muchos aspectos, estamos en los días en que los corredores, después de las primeras etapas corridas con el impulso de la novedad, tienen las piernas agarrotadas de contrarrelojes y puertos de varias categorías y aguantan el ritmo consolados porque ya han cruzado el ecuador, animados porque nada está decidido, pero con la vista en la final y que sea lo que Dios quiera.

A estas alturas, todos han perfeccionando el mitin-tipo, la fórmula que hace más llevaderos los puertos de primera, que son los grandes actos de masas, y las etapas llanas de visitar calles y mercados para estrechar manos y repartir propaganda. Yo conocí a un cronista televisivo que a mediados de la primera semana seguía los actos electorales desde el bar. En cuanto escuchaba un aplauso enfervorizado murmuraba: "Esto es lo de los maletines" y anotaba el minuto. Nunca fallaba. En las anteriores autonómicas, el modelo patrón de mitin era el de Manuel Fraga. Comenzaba con una loa histórica al lugar, seguía con algún recuerdo local propio y enfilaba con desgana la retahíla de logros -si allí gobernaba el PP- o de carencias -si no lo hacía- que le habían pasado. A continuación recordaba cuanto se había avanzado desde que sólo se comía caldo y no había hospitales, y que votar a cualquier otra opción era en realidad optar por la catástrofe. Al final recordaba a los asistentes que, además de estar allí sentados, había que ir puerta por puerta para conseguir votos. En su intervención en Pontevedra, llegó a pedir cinco votos por cabeza.

A estas alturas todos tienen un mitin-tipo, que hace más llevaderos los actos de masas y de calle

Sin llegar a la perfección monótona de Fraga, todos tienen ya una escaleta con lo que los comunicólogos llaman unas ideas-fuerza y mi abuelo tranganillos. Alberto Núñez Feijóo las maneja como la baraja un jugador de cartas. Dependiendo. Son la del lujo y el despilfarro, que quiere un gobierno democrático (es decir, del que saque más votos que los otros por separado), que con él habrá un gobierno y no dos y que está comprometido con la crisis y el paro. Por si hay que utilizar algún comodín de actualidad, un ayudante llamado Lucas lo tiene al tanto.

Touriño tiene un archivo de temas generales (las políticas de igualdad, la ordenación del territorio, las mejoras en sanidad y educación) y otro de temas locales: las infraestructuras que se han hecho, que se están haciendo o que están a punto de hacerse. Y promete hacerlo para todos y todas, sin hipotecas de nadie, ni siquiera del partido y menos de los socios que necesita para volver a ser presidente. Quintana, entre alertas contra la abstención, centra sus baterías en el PP, sin aludir al PSOE, reivindica la gestión de gobierno, -"¿queréis que los réditos de la energía eólica sirvan para comprar a Ronaldo o para los gallegos?"- y se queja de tener que remar contra ciertos elementos informativos.

Azacaneados por las encuestas, todos se han embarullado un poco. Mientras Rajoy anda desterrado por los pueblos contestando a preguntas de ámbito madrileño y denunciando el abandono del rural, Feijóo eleva el tono, exigiendo el cese de Quintana "por secuestro de ancianos", o rebajándolo diciendo que la ley de dependencia que no puso en marcha ninguno de los gobiernos en los que participó "es una buena idea, pero mal gestionada". Quintana comienza a dar la caña que no venía dando y el PSOE recurre a los pesos pesados que aporten titulares frente al discurso profesoral de Touriño, como Felipe González y Alfonso Guerra, y que ayuden a distanciarse del BNG.

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"Tarde piaches". Para zorros viejos, como Xosé Luis Barreiro, "los apoyos que llegan de Madrid para calentar los mítines de PP y del PSOE son de tal pobreza intelectual y tal soberbia política que hunden bajo tierra toda la esperanza de una regeneración inmediata", escribía ayer en La Voz de Galicia. Es un consuelo saber que el discurso plano y el desencanto no forman parte de nuestra idiosincrasia.

HACE CUATRO AÑOS

- Undécimo día de campaña:

lunes 13 de junio de 2005. Aquel día, Fraga dio un mitin en Lugo, Anxo Quintana en Ferrol, y Emilio Pérez Touriño en O Barco de Valdeorras.

- Manuel Fraga, candidato del PP, sobre el BNG y el PSdeG. "Ellos están más movilizados que nunca y van a utilizar todos los medios, entre ellos los menos decentes".

- Emilio Pérez Touriño (PSdeG). "Le pido al PP que nos ahorre

sus batallas, esta tierra no se merece el espectáculo lamentable

que está dando en plena campaña".

"Considero imprescindible que la relación de la Administración autonómica con los medios debe ser absolutamente

transparente, debidamente reglada y ajustada a criterios objetivos".

- Anxo Quintana (BNG). "Los medios deben funcionar siempre como un control del poder. Ésa es la esencia de la democracia, y no dejaré que se pervierta".

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