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El granero de PSdeG y Bloque

La lista del PP fue siempre la más votada en A Coruña, pero nunca llegó al 50%

Manuel Fraga siempre se cuidaba de recordar en sus mítines fuera de la provincia de A Coruña, aun en el último momento y con la sintonía electoral empezando a tronar, que la papeleta correcta para votarle era la que llevaba las siglas del PP, aunque no figurase su nombre. Una indicación que el veterano político subrayaba sobre todo en su tierra natal, Lugo, donde en cada elección, aparecían invariablemente en las urnas votos anulados por llevar escrito a mano el nombre del carismático fundador del PP.

En estas octavas elecciones al Parlamento gallego y con Fraga retirado, sólo el BNG mantiene la tradición de llevar a su líder como cabeza de lista por A Coruña. Es la provincia con mayor censo (la única que supera el millón de electores) y con un destacado peso del voto urbano. El 36% del total de electores gallegos está censado en las ciudades de A Coruña, Santiago y Ferrol.

El voto emigrante dio en 1997 un escaño al PP en detrimento del BNG

A Coruña representa el principal granero de votos para los socialistas y sobre todo para los nacionalistas. Mal que le pese al orensano Anxo Quintana, encabeza la candidatura coruñesa porque es la provincia que más vota al Bloque: le aportó el 44% de sus sufragios en los últimos comicios de 2005. Cuando entró en el Parlamento en 1985, la mitad de los votos que entonces hicieron diputado a Xosé Manuel Beiras procedían de la circunscripción coruñesa. A diferencia de lo que le ocurre en el resto de las provincias o en el conjunto de Galicia, el BNG siempre superó en la última década de elecciones autonómicas la barra del 20% de votos en A Coruña.

Y en esta provincia fue donde los nacionalistas consiguieron también su mejor resultado, cuando lograron en 1997 superar al PSdeG y alzarse como segunda fuerza política de Galicia, con una cómoda diferencia de tres diputados, 85.000 papeletas y cinco puntos sobre sus adversarios socialistas.

Esos comicios son recordados también porque fue, hasta ahora, la única vez que el voto de la emigración cambió el reparto de escaños en el Parlamento gallego. Los sufragios del extranjero otorgaron por la circunscripción coruñesa un diputado más al PP, en detrimento del Bloque, que perdió de esa manera un escaño que había ganado con las papeletas escrutadas en urna.

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Al igual que en el conjunto de Galicia cuando toca renovar el Parlamento autonómico, el voto nacionalista en la provincia coruñesa evolucionó desde 1989 en paralelo con el del PP: un crecimiento continuo hasta 1997 y, a partir de entonces, un descenso paulatino.

Aunque los populares mantuvieron, y con diferencia sobre sus rivales, su hegemonía electoral en A Coruña desde la primera convocatoria autonómica, es su granero de votos menos surtido. El PP siempre obtiene aquí resultados inferiores a los cosechados en las otras tres provincias. El 36% de sus sufragios proceden de esta provincia, la única en la que nunca logró, al contrario de las demás circunscripciones, alcanzar el 50% de los sufragios.

Si bien el respaldo de los electores coruñeses al PP creció en 1993 y 1997 por encima del que obtuvo esta formación en el conjunto de Galicia, también fue más acusado el descenso de votos en esta provincia en las siguientes convocatorias. A los socialistas les ocurrió algo parecido. Aunque con un matiz importante: desde las primeras elecciones de 1981, el PSdeG es el único partido cuyo porcentaje de votos en la provincia coruñesa siempre estuvo un punto o dos por encima del registrado en Galicia.

Cuatro de cada diez sufragios socialistas es emitido en A Coruña. La capital provincial le da al PSdeG sus mayores alegrías: es la única de las tres ciudades en la que, con una evolución electoral de sucesivas caídas y recuperaciones, siempre consiguió aumentar su respaldo a la hora de renovar el Parlamento gallego.

Otro hito: los socialistas resquebrajaron la tradicional hegemonía del voto urbano del PP, que siempre ganaba en las ciudades de esta circunscripción. En la capital coruñesa, el partido de Emilio Pérez Touriño logró en 2005 ser, por primera vez en unas elecciones autonómicas, la fuerza más votada.

A Coruña es la ciudad gallega que más vota a los socialistas desde 1981. Para el PP lo es Santiago, pese a que nunca logró alcanzar la alcaldía de la capital gallega. En Ferrol, frente a lo que ocurre en esas dos ciudades, todos los partidos muestran una evolución del voto dispar cuando se trata de renovar el Parlamento gallego. El PP siempre se mantuvo como fuerza más votada de la ciudad ferrolana, con más del 42% de los votos emitidos, y pese al fuerte descenso de la última convocatoria (2005), en la que registró el peor resultado aunque ostentaba la alcaldía desde dos años antes en una complicada coalición.

En cuanto a la participación, los electores coruñeses acudían a las urnas en la década de los 80 más que en el resto de Galicia. Pero desde 1993, cuando el PP de Fraga alcanzó una aplastante mayoría absoluta (43 de 75 escaños), la abstención siempre ha sido superior en esta circunscripción a la media del conjunto de la comunidad. Y la bolsa de votos en blanco o nulos, aunque muy minoritaria, también fue creciendo.

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