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El viaducto de la Ronda de Guinardó se empieza a demoler hoy

El inicio de las obras, que durarán dos años, se celebró con una fiesta vecinal

Àngels Piñol

Globos de colores, animadores con zancos, una orquesta de jazz y niños pintándose la cara bajo el viaducto. Vecinos del Guinardò celebraron ayer que la autopista urbana que divide su barrio en dos se empieza a demoler hoy. Las obras de desmantelamiento de este scalextrix construido en la década de 1970 durarán seis meses. Después empezarán los trabajos para convertir el paseo en una rambla en la que habrá zona verde, carril bici, un aparcamiento y escaleras automáticas. "Esta carretera fue en su día un magnífico monumento. Hace 40 años el coche era el amo y señor, pero ahora lo son los vecinos del Guinardó", exclamó eufórico Jordi Hereu, alcalde de Barcelona.

La demolición del viaducto colma una larga reivindicación vecinal. El aparatoso scalextrix fue construido en 1973 por el alcalde franquista José María Porcioles. Doce años después, la lucha vecinal logró derruir el viaducto que iba en dirección al Besòs. Ahora será desmontado el que queda en sentido contrario. Todo eso se explicaba ayer en unos paneles bajo el viaducto, donde se celebró la fiesta. "Bajaremos el coche del aire y lo pondremos a ras de tierra", dijo Elsa Blanco, regidora del distrito. La demolición entre las calles de Sardenya y Cartagena, y la boca del túnel de la Rovira, costará 3,5 millones de euros. Blasco pidió paciencia por las obras que se avecinan. Afectarán al tráfico: el próximo mes y medio, sólo habrá un carril en dirección al Llobregat mientras se tira el voladizo del segundo. A nivel de calle, se eliminará un carril en dirección al Besòs, el que está junto al viaducto, que se ganará a costa del situado junto a la acera, que es de aparcamiento.

No faltó la simbología para despedir al scalextrix. El Ayuntamiento tapó con una lona negra unos metros del viaducto del que pendían cuerdas. Vecinos y políticos tiraron de ellas y quedó al descubierto una gran imagen de un pedazo de cielo con nubes y pájaros. "Vamos a construir una zona verde y de encuentro", dijo el alcalde, que pronunció su discurso mientras cuatro vecinos de los Tres Turons contrarios a la expropiación de sus casas ahogaban las palabras de Hereu con silbatos. "¿De qué os quejáis? ¡Os vamos a dar un piso! Ya hablaremos", les dijo enfadado Ignasi Cardelús, delegado de Presidencia del Ayuntamiento. La fiesta siguió su curso. "Es una reivindicación antigua", decía María Rodríguez, portavoz vecinal del Guinardó. "Cuando se construía el viaducto, mi abuelo decía: '¡Vaya obra! ¡No se caerá nunca!'. Y no se ha caído. Lo echaremos de menos porque cuando llovía hacíamos las fiestas aquí debajo... pero estamos muy satisfechos con la rambla que tendremos".

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