Las dos caras de la crisis

La situación económica es muy complicada. Esto lo tenemos claro, sobre todo cada vez que se hacen actualizaciones de las previsiones de las macromagnitudes con datos reales. De todos estos datos, el más preocupante es el paro. El número de personas activas que no tienen trabajo representa la traducción más salvaje de la crisis en términos sociales. Es el mordisco cruel sobre las personas. En este sentido, hemos de confiar en las medidas que se están adoptando para hacer frente a esta situación.

Pero no todas las consecuencias de la crisis son negativas. En estos momentos es muy recomendable leer a los grandes pensadores de la historia. Según Albert Einstein, que sufrió el crack del 29 y su consecuencia: la gran depresión, las crisis siempre han sido fuente de cambios positivos y suponen un gran incentivo para que la creatividad, la inventiva y la innovación, despierten en las personas. Es, por tanto, el momento para agudizar el ingenio de los empresarios, y la confianza en las personas y en los esfuerzos colectivos. Es en la crisis donde, según Einstein, aflora lo mejor de cada uno.

Ideas que vale la pena compartir, sobre todo, en estos momentos de compilación económica, social y de gran incertidumbre. Donde prima la necesidad de recuperar la cultura del esfuerzo individual y colectivo perdido en tiempos mejores.