Javier Gálvez, representante de grupos rock
Trabajó con la mayoría de las bandas de 'heavy metal' en la época dorada del género
Javier Gálvez, manager de grupos de rock, murió el jueves a los 58 años en su casa de Madrid de una parada cardiaca causada por una trombosis. Casado y con una hija, lo inesperado de su fallecimiento ha pillado por sorpresa a la escena del heavy metal y el hard rock en España, de la que era una figura mítica.
Pionero en su profesión y maestro de muchos de los que en el último cuarto de siglo han ejercido de representantes, el entierro de Gálvez, apasionado del rock y fan absoluto de Johnny Halliday, se convirtió en una reunión de históricos rockeros de los años ochenta, la edad de oro del heavy nacional. En esa década, por la oficina de representación de este abogado madrileño, en la que trabajaba con Carmen, su esposa, pasaron Bloque, Ñu, Asfalto, Bella Bestia, Sangre Azul, Panzer, Muro, Loquillo y otros muchos más. "Casi todos, menos Barricada", decía él en una entrevista.
Era guasón en lo personal, muy serio en lo profesional y respetado por todos
Actualmente llevaba las riendas de grupos como Medina Azahara o Saratoga. "Era la persona que puso la primera piedra, un tío muy íntegro. Tenía la vida resuelta, pero se enamoró del rock", relata Johnny, componente de Burning, de su primer manager. Cuentan que en las postrimerías del franquismo, Gálvez, todavía estudiante de Derecho, les sacó más de una vez de comisaría, detenidos por ir maquillados para imitar a sus ídolos, Bowie o Marc Bolan. En el haber de Gálvez está además haber conseguido lo imposible: reunir en su agencia a Barón Rojo y Obús, dos bandas de enorme éxito cuya rivalidad era de proporciones bíblicas: "Yo lo llevaba fatal, pero él, como todos los managers, era muy astuto y nos toreaba a ambos. Era una persona que estaba en esto porque le gustaba el rock", recuerda Sherpa, bajista de Barón Rojo. "Y al final es esa gente la que te da de comer todos los días".
Los que le conocieron, y son muchos, dicen de él que era un tipo al que le gustaba hablar claro y decir lo que pensaba, nada dado a las medias tintas. Guasón en lo personal, extremadamente serio en lo profesional y respetado por todos. Algo difícil de conseguir cuando se es manager en el rock, un oficio que es tan indispensable como vituperado.
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