El plan de la conserva fracasa tras dos años en vigor
La patronal y la Xunta se acusan mutuamente de no haberlo cumplido
Pretendía ser un proyecto definitivo para impulsar el sector conservero. Hace ahora un año y medio se presentaba a bombo y platillo el Plan Estratéxico da Conserva, que movilizaría hasta 2013 un total de 320 millones de euros en inversiones "para reconvertir y modernizar las empresas". La conselleira de Pesca, Carmen Gallego, incluso estimaba que la cifra aumentaría cuando se sumasen las partidas presupuestarias de otros departamentos autonómicos.
Pero ayer, la Asociación Nacional de Fabricantes (Anfaco) aseguraba que tras 24 meses en vigor "no se han llevado a cabo ninguna de las medidas establecidas en el mismo, a excepción de lo contemplado por el Fondo Europeo de la Pesca [las ayudas europeas]". El gabinete de prensa de la conselleira lo confirmaba poco tiempo después, puntualizando que esa lluvia de millones siempre estuvo condicionada a que los empresarios asumiesen la mitad de la inversión de los proyectos.
Siete de cada diez latas gallegas para la exportación son de atún
Lo cierto es que hasta ahora la iniciativa privada no ha presentado más que un puñado de propuestas pese a que, como subraya la consellería, las subvenciones son en Galicia mayores que en otras regiones europeas dependientes de la pesca.
Hoy, el presidente de Anfaco, Álvaro Pérez-Lafuente, mantendrá una reunión con el conselleiro de Economía, José Ramón Fernández Antonio, en la que le expresará lo necesario que es "llevar a cabo la reestructuración del sector", para ganar en competitividad. Curiosamente, el anuncio de esa reunión no incluye a ningún representante de Pesca, la consellería que redactó el documento.
El plan era el enésimo intento de modernizar la estructura de un sector que está sometido a una gran competencia internacional. Su intención pasaba por garantizar la viabilidad de las empresas apoyando las inversiones en nuevas fábricas, nuevas líneas de producción alimentaria al margen de las latas y por potenciar los pescados y mariscos gallegos registrados bajo las denominaciones Mexillón de Galicia o Pesca de Rías. Esa reconversión venía motivada por la mala situación financiera del sector, al que siempre le han achacado su excesiva atomización y que en numerosas ocasiones se ha lamentado de la baja rentabilidad que presentan sus cuentas.
El deseo expresado en su día por el secretario de Anfaco, Juan Manuel Vieites, de asistir a un proceso en el que el sector se iría "depurando de una manera natural", y afrontaría "el desafío apasionante de ordenar, reintegrar y concentrar empresas", queda por ahora en suspenso.
Las conservas gallegas generan casi 12.000 puestos de trabajo gracias a la actividad de 67 empresas. Según los datos de la patronal publicados el año pasado, el valor de la producción gallega asciende a 1.041 millones de euros, y representa el 85% de todas las ventas que se realizan en España.
Con el plan de la conserva la patronal contaba con recibir mediante subvenciones entre 150 y 160 millones de euros en siete años, gracias a los que aumentaría su facturación entre un 4% y un 4,5% cada ejercicio. Además, esperaba mejorar la productividad a una media de un 3% anual e incrementar el valor añadido bruto del conjunto de las empresas gallegas entre un 4%. El 71% de las exportaciones de la industria gallega está en las conservas de atún, y otro 10% corresponde a mariscos. Los mejillones en lata sólo representan el 1,7% de las ventas. A distancia le siguen las conservas de otros peces, la sardina, el surimi o la caballa.
El plan estratégico no será el único motivo de debate en la reunión de la patronal y la Xunta. Los empresarios quieren que Economía apoye la construcción de un nuevo centro tecnológico para la investigación de la industria marina, que completará al actual de Cecopesca.
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