"Antes el mercado no era tan cruel"
Maruja Torres presenta en Valencia su último libro y defiende el reporterismo
"Antes uno se podía pasar trabajando un tema durante 15 días, te llevabas dinero para gastos y con tal de que los justificases tenías libertad; y no estábamos encamados en ningún momento, ni siquiera con el mercado, pero es que el mercado no era tan cruel como ahora". Con estas palabras defendió ayer en Valencia el reporterismo pausado pero incisivo que ejerció con solvencia la periodista de EL PAÍS Maruja Torres, última ganadora del Premio Nadal con su libro Espérame en el cielo. Una profesión que recuperó recientemente en Beirut, donde reside desde hace unos años, cuando los bombardeos sobre la ciudad acabaron con la vida de 2.000 civiles. La cruel realidad de la violencia irrumpiendo en la vida cotidiana la transportó a otros días igualmente violentos. "Me sentí reportera por unos días y, sobre todo, me sentí viva", aseguró.
En ese marco vital encuadró ayer Maruja Torres, también premio Planeta por Mientras dormimos (2000), la escritura de Espérame en el cielo, que definió como "un largo cuento fantástico" donde los protagonistas son sus amigos ya desaparecidos Terenci Moix y Manuel Vázquez Montalbán. ¿De qué va? "El tema a tratar es morirse, es morirse y que se te mueran". Y matiza: "Es una novela de iniciación a la vejez en clave de humor y de comedia". Según explicó Maruja Torres, la novela surgió a raíz de la "orfandad" que le produjo la muerte en el mismo año de sus amigos. En homenaje a ellos y como terapia establece un diálogo con ellos en un paraíso sin Dios que "saca a los niños que fuimos después de ser los adultos que hemos sido".
Maruja Torres, que atendió amable a los periodistas a pesar de un pequeño accidente que dejó más maltrechas sus operadas rodillas, acudió al encuentro junto a Rubén Abellán, fotógrafo, filólogo y finalista del Premio Nadal con su obra El libro del amor esquivo. Abellán, que comparó la escritura con "una oposición pero a lo bestia", reconoció el alivio que le provocó el ver publicado su volumen siendo él un perfeccionista que no para de corregir sus textos: "Si las novelas pudieran denunciar a los autores por maltrato las mías lo harían", bromeó.
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