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Crítica:LIBROS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cuerpos y almas

J. Ernesto Ayala-Dip

Toda una declaración de intenciones es la cita de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, que Rubén Abella (Valladolid, 1967) coloca como epígrafe en El libro del amor esquivo, la novela con la que quedó finalista en el último Premio Nadal. Amores buenos y amores malos, podríamos decir que transitan por el Libro del buen amor. El arcipreste sentenciaba que el hombre se mueve por la búsqueda de su sustento y el deseo amoroso. Así tenemos entonces planteadas las líneas generales de la novela de Abella. El itinerario pecuniario y el deseo como carnal encrucijada ante la cual sus personajes parecieran gozosamente quedar atrapados. Abella divide su historia en tres partes: hace que algunos de sus hilos argumentales se crucen entre sí. La fórmula no es original, incluso corre el riesgo de resultar cansina a fuerza de abusarse de ella. Pero el autor la salva echando mano de nuevo del tono humorístico y distanciador del gran arcipreste, ese sentido de la ligereza de sentimientos como modo de profundizar en ellos sin falsa trascendencia.

El libro del amor esquivo

Rubén Abella. Destino. Barcelona, 2009

252 páginas. 18,50 euros

El libro del amor esquivo es el ejemplo de cómo un tema que se prestaba al tratamiento rimbombante y a la cursilería, Rubén Abella lo convierte en noble materia literaria. Los caracteres humanos que transitan por la novela, desde el opositor a funcionario Félix hasta el convincente Gabriel, pasando por la sufrida fotógrafa Eva, incluso el trazo grueso del cacique don Orestes, son figuras de ficción bien concebidas, a tono con ese aire de risa sensual, socarrona, de los cuerpos y almas que se encuentran y se rechazan durante toda la novela. Esto en líneas generales. Puestos a poner reparos, hay uno fundamental: cierto desequilibrio en la calidad de las historias, en la organización de su riqueza (o pobreza) inventiva. Creo que Abella debió sacar más partido de la primera parte de su novela: 'Cuando era otro'. Posiblemente no sea un error para su autor, posiblemente creyó que la heterogeneidad argumental (como en el texto del arcipreste) y un equivocado criterio de la diversidad en el tono le otorgaba a su narración mayor empaque estético. La última parte, 'Momentos robados', supone una seria distorsión, tanta que nos hizo extrañar la frescura narrativa e imaginativa de la primera. El libro del amor esquivo muestra a un autor con madera de novelista. Las fisuras que señalé son las remediables, las que sólo le pueden suceder a los que apuntan con fundadas esperanzas. -

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