Fomento reitera sus garantías de que la 'Y' se hará "sin ceder al chantaje" etarra

La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, realizó ayer su segunda visita a las obras del AVE vasco en apenas cuatro meses. En plena ofensiva de ETA contra el proyecto, tras el asesinato del empresario Ignacio Uria en diciembre en Azpeitia y el coche bomba colocado contra otra constructora de las obras, Ferrovial, el pasado lunes en Madrid, Álvarez insistió en que se trabajará "sin ceder al chantaje" de los terroristas para culminar lo que calificó como un "gran proyecto".

Desde que el pasado año se reforzó la seguridad de las constructoras de la Y ferroviaria, Fomento ha querido visualizar su compromiso con el proyecto. Junto a las reuniones con empresarios, se ha intenado dar una imagen de normalidad a la obra (los dos primeros tramos en obras en Guipúzcoa y Álava no merecieron ningún acto oficial) con visitas a los trabajos y comparecencias de la ministra en Euskadi para defender la mayor infraestructura de la historia vasca.

Álvarez asistió en octubre a la apertura por los dos lados -el llamado cale- del primero de los 23 túneles del trazado, ubicado en Luko (Álava) junto a medio centenar de directivos de constructoras. Ayer visitó el inicio de las obras del túnel de Albertia, que separa Álava y Guipúzcoa, construido precisamente por Ferrovial-Agroman, y que será el paso subterráneo de mayor longitud de toda la Y, con casi 4,8 kilómetros.

"Esta obra se va a acabar", repitió varias veces la ministra, quien volvió a tener palabras de agradecimiento y ánimo para los trabajadores y empresas por su "profesionalidad y su coraje". Álvarez censuró además a quienes utilizan "la defensa a ultranza de la conservación de la naturaleza para imponer sus criterios con la violencia".

La titular de Fomento definió el tramo iniciado ayer como "quizás el de mayor complejidad técnica" de todo el trazado. Su presupuesto asciende a112 millones de euros y trabajarán a diario una media de 200 operarios. Será el único túnel de todo el trazado con dos tubos separados para cada dirección, con lo que los trenes no se cruzarán. La ministra precisó que se invertirán nueve millones para conservar y restaurar la zona afectada por las obras.