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La indecisión sobre el cambio marca las vísperas de la campaña electoral

Varios analistas examinan las resistencias y pulsiones hacia el relevo político

La incógnita que domina por encima de todas las demás el comienzo de la campaña electoral es si Euskadi se abrirá, después de 29 años, a un cambio de liderazgo que sería histórico, u otorga, por cuarta vez al actual lehendakari, Juan José Ibarretxe, y por novena al PNV -todas desde que nació la autonomía en 1980-, el bastón de mando en Ajuria Enea. ¿Cuáles son las oportunidades y las resistencias para cada una de esas dos únicas posibilidades? ¿Juzgará la sociedad vasca oportuno ese cambio, pese al talante tranquilo con que el PSE-EE aborda su aspiración al poder en este momento de tribulaciones económicas?

En septiembre pasado, a los pocos días de declararse inconstitucional la consulta de Ibarretxe, su santo y seña en este mandato, el ex jefe de gabinete del lehendakari Ardanza, José Luis Zubizarreta, hacía el siguiente dibujo de la situación: Buena parte de los vascos habría alcanzado, escribía, "la penúltima fase de esos estados de ánimo que prefiguran la decisión electoral. Del entusiasmo ha pasado al desencanto; del desencanto al aburrimiento; del aburrimiento al hartazgo. Sólo le falta el último paso: el que transforma el hartazgo en pulsión efectiva de cambio". ¿Existe, cinco meses después y a tres días de empezar la campaña electoral, esa "pulsión"?

López Basaguren: "El propio PNV necesita el cambio para aclarar su proyecto"
Innerarity: "La reaparición del 'otro' Ibarretxe puede suscitar incredulidad"
La última semana de campaña será "decisiva como nunca ", dice Elzo

Más allá del convencimiento de los dirigentes del PSE-EE sobre la existencia de una "corriente de fondo" a favor del cambio, la respuesta no llegará hasta el día 1 de marzo. Entretanto, politólogos, sociólogos, analistas o historiadores sólo puede especular en torno a impresiones. El propio Zubizarreta no es capaz de dar hoy una respuesta a su pregunta, y la considera "aún más pertinente ahora que entonces, por lo rápidamente que cambian aquí las cosas". Lo que en aquel momento provocó ese hartazgo, la consulta, ha quedado "muy a escondidas". "En parte, por el saber hacer del PNV, y en parte porque nos ha venido la crisis", apunta.

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"No veo esa corriente de fondo que dice el PSE", señala el filósofo Daniel Innerarity, firmante del manifiesto de apoyo a Ibarretxe. Aunque considera significativo el dato de que "el 90% de los indecisos esté dudando entre el PNV y el PSE", Innerarity cree que el propio PNV puede estar capitalizando el cambio. "Ha reaparecido un lehendakari que había desaparecido. Ahora ha cambiado su agenda política y aparece el que puede suscitar confianza económica". Innerarity cifra parte de la cuestión en si "la reaparición" de ese otro Ibarretxe resulta "creíble o forzada". "Hemos estado con la consulta como si en ello nos fuera la vida. Si era así, no se entiende que haya desaparecido del discurso, y esto puede provocar una cierta incredulidad en el electorado".

Para Innerarity el cambio en el liderazgo es secundario, porque lo que sí da por hecho es "un cambio de cultura política". "El cambio de ciclo sí es claro, pero también puede ser que lo lideren los mismos que gestionaban el anterior", afirma.

Innerarity cree que la sociedad vasca combina una agitación en superficie "con un gran conservadurismo de fondo", algo de lo que discrepa el profesor de Historia Contemporánea de la UPV, Javier Ugarte. "La sociedad vasca hizo la revolución industrial, se atrevió, y fue punta de lanza de España en el siglo XX". "Es ahora cuando estamos fuera de los principales ejes de desarrollo y comunicaciones, cuando dejamos mucho que desear en infraestructuras y cuando pensamos en términos autóctonos en materia de tecnologías". Ugarte sí ve "una sensación de final de época potente" y cree que el cambio "tiene que ver con que se clarifique la escena pública, no sólo la política. Pero que entre aire fresco es una condición previa", afirma.

Para el ex rector de la UPV, Pello Salaburu, el clima de cambio "ha estado y ha perdido fuerza". "Quizá los socialistas arrancaron demasiado pronto y el PNV ha superado su problema fundamental, que era su propio candidato. Han sido hábiles al cambiar su discurso", apunta.

El profesor Alberto López Basaguren, que participa en la Red para el Cambio que apoya a López, dice no tener elementos para saber si existe esa pulsión social. "Sin embargo, sí veo hartazgo y percepción de bloqueo, y hasta el PNV necesita el cambio para aclarar su proyecto político. Pero a veces una sociedad, debidamente narcotizada por las inyecciones de dinero público y relativamente satisfecha, opta por la parálisis, y ese es el factor que más juega a favor de Ibarretxe", señala. El principal reto para el cambio será la solidez que transmita o no López al electorado. Y la resistencia a que se produzca residirá, según López Basaguren, en dos factores: "en la mucha gente que vive de los beneficios y los recursos públicos y un miedo comprensible por la incertidumbre de la coyuntura económica".

El candidato socialista, Patxi López, escucha al peneuvista, Juan José Ibarretxe, en un pleno del Parlamento.
El candidato socialista, Patxi López, escucha al peneuvista, Juan José Ibarretxe, en un pleno del Parlamento.P.J.P.

Ibarretxe, un candidato "tenso"

El sociólogo Javier Elzo ve al PSE "con el viento en popa, con un discurso ya hecho de cambio tranquilo", mientras encuentra las cosas más revueltas en el campo nacionalista. Serán los errores cometidos por éste, más que otra cosa, los que puedan asentar esa "marea de fondo" que, personalmente, dice no ver. La última semana de campaña será "decisiva como nunca".

Los muchos indecisos y el comportamiento del voto abertzale aparecen determinantes. Elzo piensa que esta vez los votantes mirarán sobre todas las cosas "quién de los dos candidatos me garantiza mejor mi bolsillo". El PNV, afirma, "ha jugado inteligentemente en el último período y la gente tiene la memoria flaca", dice respecto al cansancio por la consulta. Pero encuentra a Ibarretxe tenso, "y un candidato tenso es una mala cosa", apunta. Enfrente, Elzo opina también que la mayor debilidad del PSE es precisamente su candidato.

El catedrático de Sociología Ander Gurrutxaga no termina de ver que la alternancia se configure de manera clara, aunque "todas las sociedades la necesitan". Cree que la vasca sí pide un cambio y "no va perdonar a quienes se dediquen a inflar más globos de colores", ni a los partidos que le trasladan sus problemas internos. "Creo que hay un cansancio en el mundo nacionalista, pero no veo que se esté gestando algo diferente que provoque una gran movilización o grandes corrimientos; no veo que quienes aspiran a la alternancia terminan de gestar su alternativa" , analiza. A su juicio, "hay muchos temores y es difícil, en sociedades satisfechas y con tan poca capacidad autocrítica, ocupar un espacio que otros han gestionado mucho tiempo". Ignora si Euskadi ha alcanzado "ese umbral de fatiga de los materiales" que lleva a la renovación, pero intuye que ésta será forzosa en el modo de gobierno, porque "nadie va a tener una mayoría cómoda".

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