La polémica biografía de Dati
Un libro revela su relación con el fiscal general de Qatar
Rachida Dati, la ministra de Justicia de Francia, sigue acaparando portadas en toda Europa. Incluso de libros. Su estrella política tras el anuncio de que dejará el cargo para presentarse, como número dos de la lista de Ille-de-France, a las elecciones europeas comenzaba a decaer. Pero ahora, el libro Bel-Ami publicado en Francia ha vuelto a encaramarla en el torbellino mediático.
El libro, cuyo título alude a la novela de Guy de Maupassant, repasa la biografía de Dati, sin eludir ninguno de sus capítulos más encubiertos. Como, por ejemplo, el del padre de su hija Zohra, nacida a principios de enero. Los autores del libro, Michaël Darmon e Yves Derai, sostienen que el padre de la pequeña es Ali Bin Fetais Al-Marri, fiscal general de Qatar. Se basan en los numerosos viajes de la ministra a Doha y en una revelación que la interesada hizo en algunas cenas privadas en París: "El padre viaja mucho y la hija ha sacado sus ojos".
Hubo algunas publicaciones en Internet que aseguraron, hace algunos meses y citando fuentes cercanas a los consejeros del Elíseo, que el padre era el ex presidente del Gobierno José María Aznar. Éste siempre lo ha desmentido categóricamente. Los autores del libro aseguran que fue la propia Dati la que deslizó el nombre de Aznar a Sarkozy. De hecho, según Darmon y Derai, en el Elíseo tomaron al principio el desmentido de Aznar como un intento de proteger a Dati del terrorismo de ETA. Los autores de la biografía afirman que Aznar, amigo personal de Sarkozy, conoció a Dati en una cena que compartió con el presidente de la República, Carla Bruni y la ministra de Justicia. Según los autores, Dati, al parecer, habló de una "bonita historia" con Aznar.
¿Por qué meter a Aznar en esto? Según los autores de Bel-Ami, Dati desviaba así el tiro mediático y salvaguardaba al verdadero padre de las críticas de la conservadora sociedad qatarí.
La obra, muy crítica con Dati, revela otros episodios sintomáticos del carácter y la personalidad de esta ministra particular, de 43 años, que nació en una familia pobre de 10 hermanos y que llegó a lo más alto gracias a su tenacidad y, según los autores, a una habilidad innata para pegarse a los poderosos. En los años ochenta, por ejemplo, conoció al dueño de una agencia de publicidad, al que acompañó en el velatorio de su esposa pero al que abandonó al día siguiente de enterarse de que vendía su negocio, y, por tanto, dejaba de interesarle para su promoción personal.
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