El drama palestino sube a escena

Traspasos acaba de estrenar Me llamo Rachel Corrie, montaje que recuerda la historia de la joven pacifista estadounidense que acudió a Palestina y murió arrollada en marzo de 2003 por una excavadora del Ejército israelí que obvió su presencia al tratar de demoler la vivienda de los familiares de un kamikaze. Alan Rickman y Katharine Viner escribieron la obra inicial a partir del diario, los correos electrónicos, cartas a sus padres y amigos y otros escritos personales de la activista. El actual montaje ha sido dirigido por Mikel Gómez de Segura y lo protagoniza Marta Marco.

"¿Quién era realmente esa joven que los palestinos consideraban una mártir, los israelíes una bienintencionada equivocada y algunos estadounidenses una traidora? Con este espectáculo nos acercaremos a ella con las palabras que dejó escritas, que nos descubren a un ser humano palpitante mucho más allá de la figura controvertida", asegura Borja Ortiz de Gondra, encargado de adaptar a formato teatral esos textos.

Kirsty McGee lleva a Andoain los típicos ritmos de Nueva Orleans

TEATRO La amistad y la política

La Fundición programa el estreno absoluto de My own private Don Carlos, coproducción de Meine Seele Teatro y la compañía holandesa Company Traum-A. El adaptador y director José Manuel Mora se ha inspirado en el Don Carlos de Schiller y en la ópera homónima de Verdi para "hablar de una concepción idealizada de la amistad, así como de la instrumentalización de las emociones con fines políticos". Este aspecto juega un papel esencial en un espectáculo que combina elementos de ópera, performance, teatro musical y texto, y no se respetan ni la narrativa ni la línea dramatúrgica del texto original con el propósito de "contar una historia clásica desde un punto de vista contemporáneo".

MÚSICA Variedades del rock

Mogwai no es el producto de una multinacional que haya alcanzado su estatus actual con ingentes desembolsos en publicidad. Por eso su nombre puede resultar poco conocido para muchos, pero el conjunto escocés cuenta en Euskadi con una fiel base de seguidores que hace días acabaron con todas las entradas puestas a la venta en el Kursaal. Hay expectación por contemplar a un quinteto cuyo repertorio, rico en densas ambientaciones, se encuentra entre el space rock, la psicodelia y el post rock. Sus integrantes reconocen la influencia de artistas como Joy Division, 13th Floor Elevators y Bauhaus, y ahora presentan The hawk is howlig, su décimo álbum.

Helmet, otro grupo destacado de la escena independiente, ha buscado recuperar el sonido "orgánico" de anteriores grabaciones en Monochrome, nuevo compendio de riffs de guitarra y voces gritonas que en 2006 le ratificó como diestro renovador de postulados metal. Ese último trabajo constató la vigencia de la propuesta de una banda estadounidense fundada hace 20 años que estuvo en el dique seco entre 1999 y 2004.

Más fácil resulta etiquetar las canciones de No Use For A Name, un viejo adalid del punk rock melódico. El cuarteto se formó hace 22 años en California, cuna de ese sonido muy del gusto de adolescentes y skaters, y en la actual gira promociona The feel good record of the year, un décimo CD en el que insiste en el estilo célere, al borde del hardcore en ocasiones, que han popularizado compatriotas como Bad Religion y NOFX.

El alto componente melódico resta también aridez a la grandilocuente visión del heavy metal de Dragonforce, sexteto londinense que exprime el carácter épico y fantástico del género. La velocidad de ejecución de los guitarristas, el destacado papel del teclado y el recurso a la técnica de batería llamada blast beat se han vuelto a conjugar en su cuarta entrega, Ultra beatdown, aunque el guitarrista Herman Li asegura que se han esforzado en resultar "menos frenéticos".

Los cálidos y alegres ritmos característicos de Nueva Orleans arropan la voz de Kirsty McGee en el arranque de The Kansas sessions, un disco sostenido por el sonido del banjo, solos de clarinete y un uso de la tabla de lavar que delata la influencia de Tom Waits. La música de raíz americana supone así el elemento esencial en el cuarto trabajo de una artista que se define como "un álbum de recortes humano", dada la profusión de sentimientos y experiencias que distingue a su cancionero. "El último trabajo tiene algunas canciones políticas, que en la tesitura actual es inevitable, pero siempre intento escribir todo desde el corazón y con sentido de la diversión y humor negro", matiza la cantautora británica.

Entre los grupos españoles que actúan en Euskadi destaca Los Coronas, formación especializada en tocar surf instrumental, aunque ha sabido sumar reminiscencias de estilos como el western a una discografía cuyo último título es El baile final. El guitarrista Fernando Pardo, miembro también de Sex Museum, comanda desde 1991 un conjunto en el que toca el trompetista Óscar Ybarra cuando sus compromisos con Marlango se lo permiten.

DANZA El día a día del pescador

En la programación de danza figura el estreno de Talaia, historia ambientada en un pueblo pesquero donde las mujeres reparan redes y cuidan de los niños cuando los hombres se embarcan. Músicos y bailarines de Gero Axular Dantza Taldea describen una historia de amor rota por un golpe de mar, con coreografía y dirección de Juan Luis Urrunzuzaga, y la intención de actualizar los bailes autóctonos.