Modelo santiagués para A Coruña
El comercio del casco viejo toma Compostela como ejemplo de rehabilitación
Aunque sea sólo porque siempre hay una excepción que confirma la regla, y al margen de viejas rivalidades o desconfianzas que separan A Coruña de Santiago, la primera se propone imitar a la segunda en al menos un punto: recuperar el esplendor estético de sus calles emblemáticas. Comerciantes y hosteleros del centro histórico, bajo el paraguas del Ayuntamiento, seguirán los pasos de la premiada y fructífera política de restauración del casco viejo de Compostela.
Un camino de más de una década de recorrido que ahora emprende A Coruña. Una ciudad que, tras adherirse a los millonarios planes de subvenciones para rehabilitación de viviendas -fue la última de Galicia en hacerlo-, estrena una línea de ayudas para mejorar, desde el punto de vista funcional y estético, los exteriores de comercios y locales de los barrios de Pescadería y Ciudad Vieja.
La ciudad estrena una línea de ayudas para la zona histórica
Fuera neones, agresivos reclamos publicitarios o llamativos toldos
Ambos están bajo un plan especial de protección y reforma interior (Pepri) desde 1998 con flagrante incumplimiento o seguimiento que han comenzado a corregir. "Frente a las grandes superficies no queda otro camino para el pequeño comercio que la rehabilitación, como lo hizo Santiago", asume Héctor Cañete, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de la Hostelería.
"Llevamos 10 años intentando esa pelea, que hay que llevar con mucho coraje, pero al fin tenemos ahora el apoyo del Ayuntamiento", se congratula Antonio Amor, presidente del área comercial Obelisco. Apoyo y también dinero. Como hace Santiago desde 1996, aunque de forma más limitada, pues de momento, sólo hay para el exterior de comercios y locales, el concejal de Rehabilitación Urbana de A Coruña, el nacionalista Mario López Rico, pone en marcha subvenciones para mejorar y embellecer escaparates, puertas y rotulaciones de los establecimientos. Fuera neones, agresivos reclamos publicitarios o llamativos toldos y rótulos de aluminio, acero o plástico que esconden y destrozan los edificios de piedra en los que asientan. Una medida que comenzará por el corazón comercial de A Coruña, la ancestral calle Real y su continuación, Riego de Agua, hasta la plaza María Pita. Luego vendrá el resto de las calles de Pescadería y Ciudad Vieja. "No es que se incumpliera el Pepri, es que no se fijaba plazo para adaptarse a las restricciones de materiales y tamaño en rotulación y exteriores comerciales", justifica López Rico. Su concejalía ya empezó a enviar órdenes a locales para que retiren "elementos impropios" y prohibidos de sus fachadas.
Por primera vez, hay en cartera 155.000 euros este año para repartir en subvenciones a comerciantes y hosteleros. Una cantidad similar a la que dedicó Santiago pero durante 10 años. Balance final: 1,5 millones y unos 200 establecimientos remozados por dentro y por fuera con un "plan modélico para preservar el carácter histórico de locales", destaca el arquitecto coruñés Pablo Tomé. Es el coordinador de ese programa del Consorcio de Santiago y expone ahora en el Palacio Municipal de A Coruña el resultado de esos diez años de rehabilitación de locales comerciales en Compostela.
Una muestra didáctica que en su versión coruñesa añade dos fotos de la Calle Real: una con su aspecto habitual, llena de gente y cartelería gigante, y otra sin carteles o rótulos, en los que se aprecia, en medio de la muchedumbre, Melanie Griffith y Woody Allen. Podrían haber sido, en otras épocas, Antonio Machín, Camilo José Cela o Emilia Pardo Bazán, habituales de una calle que siempre fue "la sala de estar de A Coruña", dice Vicente Iglesias, autor de un libro sobre los 200 años de esta emblemática arteria. "Pero ha dejado de ser el punto de encuentro y paseo de A Coruña", afirma Amor. "La Calle Real tiene un nivel altísimo de rótulos, si rebajamos el tono y tamaño, el paseante verá otra manera los escaparates, se fijará más", destaca Pablo Tomé.
Agradecidos con la nueva política de "diálogo y ayudas" del Ayuntamiento, hosteleros y comerciantes piden más. Hay edificios emblemáticos, como la pastelería Gran Antilla, "a punto de caer", alerta Amor, "en guerra" también contra franquicias y bancos que acrecientan "el feísmo" del centro. "Además de los estragos del efecto zaralandia, aquí siempre hubo mucho pasotismo en arreglar locales y bajos a la espera que de llegara Inditex para alquilarlo" y vivir de rentas.
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