La VIU reaparece como una universidad sin títulos oficiales
El rector admite no tener la menor idea sobre el edificio de Frank Gehry
¿Se acuerdan de la VIU? Son las siglas (en inglés) de la Universidad Internacional Valenciana, una idea que el ex consejero Justo Nieto empezó a trabajar a final de 2004. Debía ser una universidad virtual, en el sentido de que funcionaría a través de Internet. Pero durante cuatro años no ha pasado de ser virtual en sentido literal. Su único rastro de realidad ha sido la enorme polémica que ha generado: por su naturaleza, privada pero sustentada con dinero público; y por su coste en una época de crisis financiera de las universidades. Eso, y los continuos replanteamientos del proyecto a medida que los responsables de la Generalitat iban cambiando.
El rector de la VIU, José Sanmartín, presentó ayer la última versión. Desde que fue nombrado, en octubre, el profesor se ha concentrado en levantar una estructura que se mantenga en pie con los mimbres que han puesto a su alcance: olvídense de la oferta de 14 carreras que concibió Nieto. Olvídense de la plataforma "consorciada" y ligeramente megalómana de Emilio Barberá -secretario autonómico que heredó el área de universidades al cesar Nieto-, que pensaba pescar alumnos en caladeros asiáticos y buscar vuelos baratos a los estudiantes para que se examinaran en sedes habilitadas estratégicamente por el mundo. Olvídense de grandes previsiones de alumnos. Y olvídense del carísimo edificio de Frank Gehry. O, al menos, no le pregunten por el tema a Sanmartín, que ayer se lavó prudentemente las manos.
"Somos muy pequeños y muy humildes", afirma José Sanmartín
"Yo no tengo ninguna competencia sobre el edificio"; "solo existe un compromiso verbal", por parte del Consell, "para ceder su uso al rectorado"; "pregunten a las autoridades de la Generalitat"; "mi misión es hacer una universidad"; "cuando me presentan grandes proyectos no suelo quedar satisfecho", afirmó.
A Sanmartín hay que reconocerle haber redimensionado la idea y admitirlo sin rodeos: "Somos una universidad muy pequeña y muy humilde" que "ahora mismo está empezando a gatear". La VIU arrancará el curso que viene sin ninguna titulación oficial. Con tres másteres propios y dos (quizá tres) "cursos de especialistas". Sería deseable, prosiguió, que los másteres alcanzaran la oficialidad a lo largo de 2010. No contempló la implantación de carreras. La universidad contará hoy, si todo va bien, con 15 empleados, incluyendo al rector. Su presupuesto se eleva a 3,9 millones de euros, incluidos los fondos para rehabilitar sus sedes provisionales; "es muy reducido", opinó.
Sanmartín no ofreció estimaciones sobre cuántos alumnos matriculará. Pero dijo: "Con 40 estudiantes por curso, ya cubriremos gastos". Multiplicar 40 alumnos por los cinco cursos (de un año) anunciados puede servir para hacerse una idea.
El precio de los másteres está por definir, pero rondará los "3.000 dólares" (unos 2.300 euros). Versarán sobre astronomía y astrofísica; gastronomía y salud; y resolución de conflictos en el aula. Este último en colaboración con el centro Reina Sofía, que también dirige Sanmartín.
Lo que no ha cambiado, a tenor de lo que dijo ayer, es la gélida actitud de las universidades públicas hacia la VIU: "En diciembre se les pidió que designaran a un representante. A día de hoy no ha habido respuesta".
Sanmartín recalcó su ánimo cooperativo, admitió que resulta "difícil de definir" la docencia que impartirá la universidad e hizo hincapié en su carácter autónomo, y hacia el final de la comparecencia declaró: "No he tenido ocasión de hablar con mis antecesores".
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