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Reportaje:La precampaña del 1-M | Examen a la legislatura

La semilla de un campo distinto

El bipartito ya no premia el abandono del rural y proyecta cambios estructurales

Los tractores abandonaron las tierras y enfilaron otra vez las calles de Santiago camino de la Xunta. La espita del conflicto lácteo se abrió de nuevo en una legislatura que separó más a ganaderos e industria. El sector de la carne creciendo a ritmo del IPC para dejar atrás años duros tras las vacas locas. Y en medio, una administración empeñada en jubilar viejas estructuras y que ya no premia el abandono del campo.

La tendencia, con todo, se mantiene en el registro de la Seguridad Social, que ha visto mermar la población ocupada del sector primario desde 121.000 personas hasta 103.000 en tres años. Donde había 19.900 explotaciones agroganaderas hoy subsisten menos de 14.000. A Víctor Vello, ganadero en Trazo (A Coruña), el exilio rural no le pilla de nuevas. Un centenar de vacas lo ata los 365 días a una granja que se desangra con la subida exponencial de su cesta de la compra. "No puedo ser mileurista trabajando sin vacaciones y con una inversión de 600.000 euros". El precio de la leche ha crecido en este tiempo un tercio de lo que se encarecieron los piensos, y el gasóleo tampoco dejó respirar a agricultores y ganaderos. Medio Rural confía la solución a los contratos homologados que ganaderos y lácteas firman a cuentagotas. La experiencia se ha aplicado con cierto éxito en las denominaciones de origen del vino, donde al menos los cosechadores tienen garantizada la venta de la producción. Aún son minoría los que están dentro. Indicaciones protegidas como Ternera Gallega agradecen la prima a los productos de calidad.

En la comunidad de los 12 millones de minifundios, el conselleiro Alfredo Suárez Canal se felicita por haber tocado un tótem, la propiedad de la tierra, y esgrime ciertos avances. Su Banco de Terras ha puesto a producir 837 terrenos baldíos y 7.000 fincas más esperan en alquiler. En año y medio se constituyeron 40 unidades de gestión forestal para repartir a corto plazo los beneficios de la venta de árboles que tardan décadas en crecer. Con financiación de las cajas, la Xunta apunta a una rentabilidad anual de 6.000 euros por hectárea. La filosofía parte de que un monte eficiente y ordenado arde menos. Después del infierno de 2006, con 95.947 hectáreas quemadas que estuvieron a punto de llevarse por delante al conselleiro y a todo su equipo, los dos veranos siguientes se arrasaron apenas 14.000 hectáreas. Ayudó la lluvia, pero los registros no tienen antecedentes en las estadísticas del Gobierno, que cree estar en el mejor camino. El sindicato Unións Agrarias ve claroscuros en la gestión. Su secretario general, Roberto García, comparte algunas fórmulas pero cree que los resultados son exiguos. "Falta tiempo y también determinación", reclama.

Grandes iniciativas como el grupo lácteo, que PSOE y BNG prometieron en su pacto de legislatura, dependen más de las concesiones éolicas a unas cuantas cooperativas que de la política agraria. Sin una industria que dé valor añadido a tanta materia prima, el sector aguarda compensaciones por el fin de las cuotas lácteas en 2015, que podría conllevar una nueva reconversión. La buena noticia: 4.600 jóvenes han regresado al rural. Suárez Canal anuncia que alguna semilla empieza a florecer.

Las propuestas de los partidos

- PP. Discriminación positiva del rural desde las instituciones. Nueva ley del vino que conjugue intereses de productores y empresas. Plan de formación que implique a las universidades.

- PSdeG. Plan específico para que el sector lácteo afronte los retos de la nueva PAC. Nueva Ley que prime el aprovechamiento multifuncional de los bosques. Fortalecer el cooperativismo.

- BNG. Fomento de la agricultura sostenible. Continuidad de los programas Banco De Terras y Unidades de Xestión Forestal. Potenciar las infraestructuras en el rural.

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