Un búnker para la investigación

No basta con un edificio cualquiera para investigar a escala nanométrica (un nanómetro es la milmillonésima parte de un metro). La menor vibración, interferencia electromagnética o incluso una mera mota de polvo pueden estropear el trabajo de varios meses. El CIC Nanogune, el centro vasco de investigación cooperativa centrado en nanociencias, inaugura hoy su singular sede en el campus de la UPV en Ibaeta (San Sebastián). El arquitecto Javier San José ha diseñado este búnker de 6.000 metros cuadrados asesorado por una firma estadounidense. Los CIC son entidades privadas sin ánimo de lucro apoyadas por el tripartito.

"El problema ha sido planificar todo. El simple hecho de llamar al montacargas podría afectar al trabajar con electrones", ilustra su director, José María Pitarke. Para 2010 se habrán invertido 50 millones de euros en el proyecto. Su presidente, el físico Pedro Miguel Echenique, celebra que ya hay resultados seleccionados para ser publicados en la revista Nature. "Ha sido posible gracias a una voluntad férrea y una gran creatividad", valora.

"Sólo con llamar al montacargas podría afectar al trabajar con electrones"

Los laboratorios se hallan en un sótano aislado y levantado sobre hormigón

Un total de 25 investigadores y técnicos han empezado ya a trabajar entre embalajes. "El equipamiento es fantástico. Mucho más y mejor de lo que esperaba", exclama el doctor en Química alemán Alexander Bittner, líder del grupo de autoensamblado.

Describe su trabajo: "Me interesa modificar pequeñas piezas de metal que vienen de la biología, como un virus presente en el tabaco que sólo ataca a las plantas. El objetivo es generar nuevas nanoestructuras". Es un ejemplo de lo delicado de investigar a esa escala: "La presencia de ese virus en los dedos de un fumador podría alterar el resultado".

El único líder de grupo español, Luis Hueso, doctor en Física de 34 años con experiencia en las universidades británicas de Leeds y Cambridge, se ocupa del área de nanodispositivos. Trabaja para crear nuevas memorias de ordenador "más rápidas que la RAM, que consuman menos y en las que no desaparezca la información cuando se apagan". Igor Nabiev, líder del equipo de nanobiotecnología, busca mejorar el diagnóstico y las terapias contra el cáncer. Los grupos de nanoóptica y nanomagnetismo completan una plancha de científicos "de primera", según Echenique.

Los laboratorios están construidos en un sótano aislado y levantado sobre una losa de hormigón que minimiza las vibraciones. Uno de los espacios clave es la sala blanca de 300 metros cuadrados, en la que el polvo no entra gracias a un sistema especial de aire acondicionado. En ella se encuentra una de las joyas del centro: un sistema para escribir en los chips único en Euskadi, que cuesta un millón de euros.

El CIC Nanogune se encargará también de coordinar el trabajo en nanociencias que se realiza en Euskadi, desde la UPV a los departamentos de I+D de las empresas. "El objetivo es integrar todas esas actividades para que tengan impacto sobre la industria", explica Pitarke.