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Reportaje:

"Algo no estamos haciendo bien"

Representantes de los partidos políticos entonan un mea culpa - Proponen reparar su descrédito social con un mayor acercamiento a los ciudadanos

Mikel Ormazabal

Si el político está tan mal visto en la calle, como dicen todas las encuestas, es que "algo no estamos haciendo bien", admite la presidenta del PP de Guipúzcoa, María José Usandizaga, con una larga trayectoria en la arena política. Con menos tablas en la profesión, Maite Sarasua, de Aralar, es mucho más explícita y apunta muy claro: "Parece ser que toda la incompetencia se ha reunido en el mismo sitio: en el poder". Aitor Aranguren, de EA, completa la autocrítica: "No hay visión estratégica; [los políticos] estamos parcheando el día a día".

Representantes de todos los grupos políticos debatieron ayer en el Palacio Miramar de San Sebastián sobre el descrédito de la clase dirigente y la enorme desconfianza que generan entre la ciudadanía. El 71% de la población se declara completamente alejada de la política y tres de cada cuatro personas tiene poca o ninguna confianza en los partidos. La gente suspende a los políticos en valores como la honestidad, el servicio a la ciudadanía o la eficacia. Son algunas de las conclusiones de un estudio sociológico realizado en Guipúzcoa por encargo de la Diputación.

El sondeo es demoledor contra el prestigio de los políticos. Estos entonaron ayer el mea culpa, aunque apenas encontraron el remedio para reparar su descrédito, salvo un par de socorridas fórmulas bienintencionadas, consistentes en "activar la participación ciudadana" o "buscar un acercamiento a los problemas de la calle", repetidas como frases sabidas por todos los representantes reunidos.

La institución foral juntó en una mesa redonda a Sarasua (Aralar), Mikel Arana (EB), Aranguren (EA), Usandizaga (PP), Imanol Lasa (PNV) y Alma Fernández (PSE) para que reflexionaran sobre la necesidad de instaurar "una nueva cultura política" y abordar una transformación entre los dirigentes públicos. Usandizaga expuso algunos de los motivos por los que la cotización de los políticos ha bajado tanto: "Somos unos exhibicionistas permanentes. Por eso se ven tanto nuestros errores". De ahí que propusiera "medir más las apariciones públicas" para "no aburrir a la ciudadanía".

El desánimo y la desconfianza en los dirigentes, según Aranguren, tiene su origen en la fragmentación social y política que en Euskadi está generando "la persistencia de la violencia de ETA y de los grupos que defienden estas actitudes", que actúan como "un ácido que lo corroe todo". En un plano más teórico, Arana propuso revertir la situación y recuperar la buena fama haciendo a las personas "protagonistas de la política" y "partícipes del poder". La crisis de legitimidad y de confianza, en opinión de Fernández, procede de la "banalización" de la profesión política y de la aparición de "numerosos casos de corrupción", y citó el fraude en la Hacienda de Irún y los casos Guggenheim, Balenciaga o Iruña-Veleia. Mostró su asombro que ante semejantes "escándalos" nadie asuma la responsabilidad pública: "En Euskadi raramente dimite alguien", afirmó. Lasa repicó la teoría del diputado general de Guipúzcoa, el peneuvista Markel Olano, y propuso abandonar la crispación y el enfrentamiento institucional continuos por "un liderazgo compartido y la colaboración entre lo público y lo privado".

Aranguren añadió a estas medidas "la necesidad de rendir cuentas ante la sociedad" y "renovar las estructuras políticas actuales", porque en las tres últimas décadas "la sociedad ha avanzado más que la clase dirigente". "Hace mucho tiempo que términos como la innovación y la creatividad están en el vocabulario de la gente y no en las instancias públicas", dijo. A Usandizaga se le ocurrió, además, "no caer en el insulto", "defender los intereses generales" y "mostrarnos como somos".

Pero el mensaje de los políticos no caló entre el público. A la representante socialista le abuchearon mientras intervenía por lanzar "un mitin de campaña", le gritaron. Tuvo que actuar con mucha firmeza el moderador -Xabier Barandiaran, jefe de gabinete del diputado general de Guipúzcoa- para pedir respeto, aunque no pudo evitar que tres personas abandonaran la sala. Otro asistente repartió las críticas a todos los ponentes: "Os falta credibilidad y cultura de dimisión", les espetó. Y la última intervención del público disparó en la misma dirección: "Los ciudadanos no os van a creer hasta que no seáis capaces de dialogar sin enfrentaros".

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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