El nexo entre ciudad y hombre

Una pequeña y desvencijada caravana, de las que evocan más un carromato nómada que un cámping de Benidorm, acoge al público en la primera planta del Centro de Arte Contemporáneo La Panera de Lleida. Los visitantes se asoman a las ventanitas con cierta cautela, pero cuando por fin se deciden a entrar, rápidamente se dejan atrapar por las pantallas, donde diálogos reales y cinematográficos, en subtítulos o lenguaje de signos, plasman una surrealista Babel silenciosa. La instalación, titulada Babelkamer, forma parte de la exposición, abierta hasta el 19 de abril, que La Panera dedica al artista catalán Jordi Colomer (Barcelona, 1960), co-producida con el Centro de Arte Jeu de Paume de París, donde se estrenó el pasado otoño.

La exposición, que terminará su periplo en el Laboratorio Arte Alameda de Ciudad de México, se centra en la influencia de la arquitectura sobre el ser humano y en la relación entre la ciudad y el hombre. Estas temáticas son el hilo conductor de una selección de obras de la última década, series de fotografías e instalaciones audiovisuales de gran formato, que combinan arquitectura, escultura, imagen y texto. "A través del filtro de la cámara, objetos que eran esculturas cambian de estado y se convierten en decorado o elementos para contar una historia. Los objetos tienen un papel muy importante y el espacio da el marco de la situación, en la que se mueven los personajes", explica Colomer, quien se considera ante todo escultor.

El montaje se estructura como una "instalación de instalaciones", cada una con su propia historia, que requiere al visitante cierto grado de complicidad e interacción. Está Anarchitekton, una de sus series más emblemáticas, pero también hay obras nuevas, producidas especialmente para esta instalación, como 2 Av, un travelling ficticio, formado por las imágenes de los patios traseros de un barrio obrero.