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Reportaje:

Ni una idea nueva contra la crisis

La oposición rechaza apoyar en las Cortes los imprecisos planes del Consell

Gerardo Camps cerró su comparecencia ante el pleno de las Cortes para explicar las bases para un nuevo impulso económico con una petición al Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas. El vicepresidente económico del Consell solicitó a los técnicos de la prestigiosa institución que elaboren un informe sobre "las debilidades y fortalezas de la economía valenciana para que lo pongan a disposición de los diputados" como punto de partida para intentar alcanzar algún acuerdo en torno a las estrategias para atajar los efectos de la crisis económica. Fue una confesión de parte que tiró por tierra dos horas de debate. Un debate en el que el Consell no aportó ni una sola idea nueva contra la crisis.

Gerardo Camps arrancó con buenas palabras. Apeló "al consenso antes que al disenso" ante "lo extraordinario de la situación" económica para acordar iniciativas que palien "la elevada sensibilidad de la economía valenciana a las fases bajistas". Pero se limitó a desgranar los planes que ha formulado de forma apresurada a lo largo de este mes sin detalle sobre las fórmulas para financiarlos. El plan de apoyo al empleo consumirá 361 millones de euros; un segundo plan de apoyo a los sectores productivos está dotado con 335 millones; los municipios valencianos recibirán 1.020 millones de euros para financiar los proyectos que presenten a la Generalitat antes de enero de 2011; y, la novedad de la jornada, las líneas de crédito a las pequeñas y medianas empresas que el Instituto Valenciano de Finanzas negoció con las entidades financieras que operan en la Comunidad Valenciana en noviembre pasado se ampliarán hasta los 700 millones de euros en distintas versiones. En total, 2.420 millones de euros de gasto público por encima de lo previsto en los presupuestos de la Generalitat para 2009. Un presupuesto que se aprobó hace apenas un mes.

Gerardo Camps insistió en la calidad de "políticas contrastadas" -"continuistas", según la oposición- "porque contra la crisis no valen las varitas mágicas". Pero se sacó de la chistera los 2.420 millones de euros.

Todos los portavoces de la oposición exigieron conocer de dónde vendrá ese dinero. Una y otra vez. Sólo a última hora y con el gesto torcido Gerardo Camps aludió a un "crédito extraordinario". "Que suponga déficit o no para la Generalitat dependerá de cómo acabe la negociación del modelo de financiación", añadió.

"Esto no es serio", replicó el portavoz socialista, Ángel Luna, "esperábamos algo de entidad". El debate sobre las bases para un nuevo impulso económico sugería una discusión sobre "los fundamentos de un modelo de crecimiento que está agotado y es profundamente injusto", apuntó Luna, que se mostró defraudado por la imprecisión de Gerardo Camps y por las generalidades que incorporó a su discurso -"nadie puede estar en contra de palabras vacías".

El portavoz socialista recurrió al servicio de prensa de la Generalitat para airear las notas oficiales difundidas en enero que dieron cuenta de los sucesivos planes contra la crisis anunciados por el Consell. Un auténtico galimatías de cifras e iniciativas que atribuyó a la pasión de "Camps, don Francisco" por el anuncio de planes y más planes que no responden a ninguna estrategia definida.

"¿Dónde está la concreción de su plan? ¿Cuándo lo va a publicar? ¿De dónde va a sacar el dinero?" Todas las preguntas del portavoz socialista quedaron sin respuesta. Luna se permitió una sugerencia final: "Lo mejor que puede hacer para combatir la crisis es pagar lo que debe. El Ayuntamiento de Morella, por ejemplo, gastó 450.000 euros en 2007 que la Generalitat se comprometió a financiar a través del Plan Millorar. Dos años después, solo ha recibido 35.000". Un caso más de un largo etcétera que asfixia a proveedores, particulares e instituciones.

Mireia Mollà, por Compromís, atribuyó al Consell "la responsabilidad máxima en esta crisis". "Son ustedes los responsables de un modelo de crecimiento poco diversificado que depende del turismo y la construcción, los dos sectores que antes se contraen cuando hay una crisis. El resultado es que el paro crece 20 puntos por encima de la media española". Mollà reclamó "atacar los problemas de base" y denunció la liberalidad del Consell a la hora de firmar expedientes de regulación de empleo, dos de las quejas claves de los grandes sindicatos.

Lluís Torró, de Esquerra Unida, también denunció "el abandono de los sectores productivos y la apuesta por la construcción", una conjunción que hace "que aquí la crisis sea más profunda que en otros lugares". Un cuadro aderezado por "un endeudamiento insostenible como resultado de gastos superfluos" que sólo complica la capacidad de reacción del Consell, según Torró.

La réplica de Gerardo Camps fue tan extensa como inútil. Esgrimió cifras, cuadros y estadísticas con el único propósito de salvar la cara y de atacar al Gobierno central y a su vicepresidente económico, Pedro Solbes. Pero no bajó al ruedo. Apenas masculló que un "crédito extraordinario" cubrirá todos sus gastos.

Francisco Camps jaleó a su vicepresidente pero tampoco pisó el albero. "Es usted como don Tancredo", le espetó el socialista Luna, porque, como no le gusta el toro de la crisis, "se coloca en el centro del ruedo y se queda quieto mientras su cuadrilla hace la faena".

De piratas y corsarios

El hemiciclo de las Cortes, forrado como está de maderas nobles, se asemeja a un viejo galeón con su puesto de mando -la Mesa- y su timonel -la tribuna de oradores-. Así que, en un debate donde se hablaba de dinero no resultó insólito que apareciese la figura del pirata. Y fue el propio Gerardo Camps el que recurrió a la imagen del marinero canalla para criticar a los socialistas, a los que comparó con el pirata que se cambiaba el parche de ojo para ver sólo la parte de realidad que le gustaba.

Pero referirse a los piratas siempre tiene sus inconvenientes. Y este lo puso la diputada de Compromís Mireia Mollà, que recriminó: "Pensaba que veníamos a hablar en el pleno de medidas frente a la crisis, pero no, venía a hablar de piratas con un ojo tapado". Y siguió: "Pero cuando queremos hablar, la oposición, del famoso pirata de Castellón, que con gafas se tapa las vergüenzas y sus dos ojos, ustedes dicen que no hay que hablar de piratas".

La réplica no vino de Camps, como hubiese sido pertinente, sino del portavoz del PP, Ricardo Costa, que salió a la tribuna con el corso de la presidenta de las Cortes, Milagrosa Martínez, para vapulear a toda la oposición en contra de lo que fija el Reglamento de la Cámara. Costa asumió que el famoso pirata de Castellón era el presidente de la Diputación, Carlos Fabra; exigió disculpas a Mollà y repartió estopa a la oposición. Compromís y PSPV pidieron el fin de la piratería parlamentaria, pero se estrellaron contra una presidenta amenazante y pendiente de la bancada azul. De modo que el debate tan solo se reanudó cuando Costa, tras arreglarse la compostura y con la oposición enmudecida, mandó: "Señora presidenta sea benevolente con la oposición".

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