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30 trabajadores denuncian a Sanidad por haber enfermado en un centro de salud

La consejería clausuró el edificio, pero no analizó si una sustancia provocó el mal

Elena G. Sevillano

La Consejería de Sanidad cerró el centro de salud mental (CSM) de Carabanchel en junio del año pasado. Lo hizo de repente, sin aviso previo a los 44 trabajadores, a los que trasladó a tres centros diferentes. La justificación fue "la mala situación estructural del edificio". Nada se dijo entonces de los problemas de salud que llevaban padeciendo los empleados desde 2006: conjuntivitis, asma, irritaciones en la piel...

Una treintena de ellos denunciaron ayer en el juzgado, como avanzó la cadena SER, que Sanidad no ha investigado en todo este tiempo el origen de sus enfermedades, entre ellas dos casos de cáncer y análisis con valores descontrolados (ácido fórmico elevado). Sospechan que se deben al contacto con un compuesto químico tóxico, el formaldehído -sustancia clasificada como "carcinógeno probable" por el Instituto Nacional de Toxicología-, que podría encontrarse en el falso techo del edificio. De momento, es sólo una sospecha, porque Sanidad nunca ha tomado muestras en el centro para comprobarlo. Donde sí se hicieron mediciones fue en el conservatorio Federico Moreno Torroba, anexo al centro de salud. Allí los trabajadores empezaron a quejarse de los mismos síntomas y en la misma época, en junio del año 2006.

En un inmueble anexo se detectó un tóxico que daba los mismos problemas

La Consejería de Educación, de la que depende el conservatorio, pagó unas mediciones que permitieron comprobar la presencia de formaldehído y la relación de esta sustancia tóxica con los síntomas de los trabajadores. El Servicio de Prevención de la Comunidad de Madrid, en un escrito de diciembre de 2008 al que ha tenido acceso EL PAÍS, admite que los problemas de salud de los empleados del centro parecen ser idénticos a los del conservatorio. "No se puede descartar que también se hubiera liberado formaldehído en el antiguo CSM", añade.

Ese escrito también constata que el Servicio de Prevención reclamó a la Consejería de Sanidad que realizara mediciones en el centro de salud. Incluso le envió un presupuesto. Sanidad no lo autorizó. Educación, en cambio, hizo obras el verano pasado para cambiar los falsos techos cuando se detectó la presencia de formaldehído, según confirmó ayer un portavoz.

"Nos han tenido sometidos a un abandono y un maltrato absolutos", asegura una médica, trabajadora del CSM de Carabanchel. "Todavía no sabemos qué nos ha producido los problemas". Ella sufrió heridas en la córnea, visión borrosa y dolor en los ojos entre 2006 y 2008, hasta que la trasladaron a otro centro. Aún hoy los tiene tan sensibilizados que le molesta cualquier cosa, como un poco de humo. También le preocupan los pacientes. "Al ser un centro de salud, venían con mucha periodicidad".

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"Los trabajadores han estado dos años presentando escritos y Sanidad nunca les ha hecho caso", se lamenta la responsable de Salud Laboral de CC OO, Carmen Yela, que exige un seguimiento del estado de salud de todos los que trabajaban allí. Un portavoz de la Consejería de Sanidad admitió ayer que el centro se cerró por "la reiterada presentación de conjuntivitis y queratitis oftalmológica en algunos trabajadores".

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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