Muere un albañil al precipitarse al vacío en una obra
La Inspección de Trabajo paraliza la construcción por falta de seguridad
Igalla Abdelaziz tenía 39 años y llevaba los últimos cinco trabajando en la construcción. Sus compañeros cuentan que vivía en Madrid con su hermano, mientras que su mujer se había quedado en su país, Marruecos. Y que era padre de cinco niños. Murió ayer al caer desde el segundo piso del edificio en el que trabajaba, en la calle de Luis Mitjans, en precarias condiciones. La Inspección de Trabajo tardó menos en paralizar la obra que los operarios en levantar el cadáver.
Ésta es la primera muerte en la construcción en lo que va de año en Madrid. En 2008 fallecieron en la región 134 personas en accidentes de trabajo.
Barandillas más bajas de lo permitido. Huecos de la escalera sin proteger. La red de seguridad suelta. "Las pocas medidas de seguridad son más bien trampas", lamentaba Víctor García, secretario de salud laboral de CC OO Madrid, mientras la Inspección examinaba el estado de la obra, situada en el barrio Adelfas. En la única caseta existente, una docena de trabajadores se cambiaban con prisa, visiblemente afectados. Algunos de los puntales que sostienen la estructura de la obra son tan bajos que Jesús, uno de ellos, se hace una pequeña brecha en la cabeza. "Yo no vuelvo por aquí", se indignaba otro.
"Yo no vuelvo por aquí", se indignaba un trabajador tras el accidente
Tomás Bricio, recogidas sus herramientas, recordaba a Abdelaziz antes de abandonar el lugar. "Éramos compañeros desde hace cuatro años. Él solía ayudarme en los trabajos, pero en el momento de la caída yo estaba en la parte de atrás". Ninguno de los trabajadores vio lo sucedido. "Estaba uniendo dos pilares sin ningún tipo de protección", relata Marisa Rufino, secretaria de salud laboral de UGT Madrid. "Lo hemos notificado al fiscal para que actúe".
Los sindicatos, que se acercaron al lugar de los hechos a comprobar el estado ruinoso de las instalaciones, denunciaron que la obra no tenía el libro de subcontratación ni había nombrado ningún especialista en riesgos laborales asignado en exclusiva a la obra, como exige la legislación.
Abdelaziz trabajaba para Estructuras Forzafar, subcontratada por la empresa principal, Prononde. A las obras se acercó el coordinador de seguridad de Prononde, que no quiso hacer pública su identidad. Tenía a su cargo dos obras, según los sindicatos. La Inspección de Trabajo le notificó la paralización de los trabajos y una citación para las dos empresas.
Un trabajador de la subcontratista, al que los trabajadores describieron como el administrador, abandonó el lugar con prisa tras recoger unos papeles, rechazando hacer declaraciones. Poco después regresó para advertir a la inspectora laboral de la conveniencia de asegurar unos puntales "que podrían caer si soplaba el viento". Ésta le notificó que se iba a clausurar el acceso a la obra. Así, la puerta quedó cerrada con candado mientras Abdelaziz aún yacía en el suelo. Una vez retirado, quedó en la acera el martillo y el metro que llevaba en las manos. Una policía lo introdujo por debajo de la puerta cerrada, de vuelta al solar de la obra.
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