Reino Unido entra en recesión con el peor dato en 30 años

La economía británica entró ayer oficialmente en recesión al anunciar la Oficina Nacional de Estadística que el PIB se contrajo un 1,5% en el último trimestre de 2008. La caída supera en tres décimas el dato que esperaban la mayoría de los analistas de la City y, tras el descenso del 0,6% entre julio y septiembre, supone el segundo trimestre consecutivo de contracción de la economía, el periodo que tradicionalmente se exige para considerar que un país está en recesión.

La caída es la más pronunciada en un solo trimestre en el Reino Unido desde 1980 y confirma que la actividad está en recesión por primera vez desde 1991.

Culmina así una semana espantosa para la economía británica. Primero fue el derrumbe de la banca en los mercados bursátiles a pesar del segundo plan de rescate anunciado a principios de semana por el Gobierno. Siguieron cinco días consecutivos de caída del índice FTSE-100 de la Bolsa de Londres y, todo ello, en medio del debilitamiento creciente de la libra. Ayer, la Bolsa llegó a estar de nuevo por debajo de los 4.000 puntos aunque un repunte en el tramo final de las cotizaciones le permitió cerrar ligeramente por encima.

La libra esterlina cayó ayer un 2,6% frente al dólar al cotizar a 1,3504 dólares, la paridad más baja en 23 años. En una semana la libra ha acumulado una caída del 9% frente al billete verde. Contra el yen bajó ayer un sensible 3,4%, marcando un récord histórico de 119,25 yenes por libra. También bajó significativamente frente al euro, que cotizó a 0,9467 euros por libra.

La banca pasó un día más tranquilo, aunque Barclays cayó un sensible 13% y HSBC un 2%. Tanto RBS como Lloyds apenas se movieron.

El primer ministro, Gordon Brown, calificó de "ridículos" los comentarios de la víspera del líder de la oposición, David Cameron, que aseguró que el Gobierno se acabará viendo obligado a pedir ayuda al Fondo Monetario Internacional, tal y como ya tuvieron que hacer los laboristas en los años 70.

Brown insistió en que la crisis no se debe a las políticas puestas en práctica por los laboristas desde que llegaron al poder en 1997 e insistió en su más que conocido argumento de que es la herencia de los problemas causados por la crisis de las hipotecas basura en EE UU.