"Tenemos una crisis económica, política, de ideas y de valores", afirma Aznar
A cierta altura del discurso que José María Aznar pronunció ayer en su investidura como doctor honoris causa por la Universidad Cardenal Herrera-CEU, el ex presidente pareció francamente conciliador. "Parece Rajoy", comentó alguien en las últimas filas de la sala del Palau de la Música. Aznar no había trazado todavía la línea divisoria en la reciente historia de España.
La primera etapa de la cronología, dijo, se inició con la Transición y constituyó el periodo de "prosperidad, estabilidad y crecimiento más prolongado de nuestra historia reciente". "Hubo una generación de españoles" que supo pasar "del afán de división a un afán de común que integraba la diversidad"; "entendimos que la convivencia pacífica vale más que el cumplimiento de los objetivos partidarios de cada uno"; "aprendimos a ser adversarios políticos porque renunciamos a mirarnos como enemigos". Aznar ensalzó los logros alcanzados y nombró a sus predecesores, incluido Felipe González.
"Necesitamos una gran corriente de opinión nacional", dice el ex presidente
La segunda etapa, siguió, la estamos viviendo. Se caracteriza por "un relato oficial que desacredita el pacto por la Transición"; por "el absurdo de considerar que el único Estado aceptable es un Estado residual"; "la pérdida de presencia, proyección y relevancia internacional", y "los episodios de enfrentamiento territorial". Una etapa, sostuvo, en la que "el impulso modernizador que nos permitió obrar la mayor transformación de nuestra historia se ha diluido". "Cuando llegó la crisis económica ya estábamos sumergidos en una crisis de cohesión política, de ideas y de valores. Esto contribuye a explicar la diferencia del impacto y la profundidad de la crisis en España".
Para entonces Aznar parecía Aznar, y la ausencia del líder del PP y de prácticamente toda la cúpula nacional del partido resultaba patente.
El ex presidente, cuya laudatio corrió a cargo de Pedro Schwartz, no cerró el discurso, sin embargo, con una visión apocalíptica de España, sino con el llamamiento a despertar "una gran corriente de opinión nacional que recupere vitalidad, confianza, concordia y esperanza en el futuro".
Un movimiento, construido sobre "los valores básicos": "el esfuerzo y la exigencia"; "el respeto y el reconocimiento de la autoridad"; "la retribución del mérito frente a la gratificación instantánea"; "la responsabilidad personal frente a la eterna adolescencia patrocinada por el Estado".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.