Otro desencuentro más en el Getafe

Harto del acoso de los medios de comunicación y los aficionados argentinos, Roberto Carlos Abbondanzieri llegó en el verano de 2006 al Getafe dispuesto a jubilarse. "He ganado multitud de títulos con Boca Juniors, pero he estado sometido a una grandísima presión y ya era suficiente. Ya tocaba disfrutar de la familia. Mi nuevo club me aporta esa tranquilidad. Además, fue el único que quiso tenerme lo más rápidamente posible. Le estoy muy agradecido", comentaba siempre que podía el portero, que sólo se planteaba regresar a su país después de colgar los guantes. "Entonces compraré unas cabezas de ganado y volveré al campo, a las tierras de Bouquet. Y si mi esposa me lo permite, también me dedicaré al automovilismo en los ratos libres", proclamaba "dichoso de estar en Getafe".

El equipo argentino acordó pagar 300.000 euros y se niega a poner 150.000 más

"Tanta incertidumbre nos está afectando como equipo", reconoce Víctor Muñoz

La situación del arquero de 37 años, el menos goleado de la Liga en 2007, ha cambiado "radicalmente". "Tanto que le pidió al entrenador [Víctor Muñoz] no disputar el partido contra el Racing. Definitivamente, la relación con el presidente, Ángel Torres, está rota", disparan desde el entorno del jugador, que quiere regresar "de inmediato" al club xeneize, donde le ofrecen dos años de contrato, uno más que el doble subcampeón de Copa.

La salida de Abbondanzieri parecía hecha tras la reunión que mantuvo el pasado martes con Torres y el director deportivo, Toni Muñoz. Entre los tres pactaron que su vuelta a La Bombonera valía 300.000 euros. Los e-mail entre Muñoz y Carlos Bianchi, su homólogo de Boca, parecían confirmar la operación, en la que el Getafe exigió que el pago "fuera al contado y no a plazos". El equipo suramericano accedió, pero, cuando solicitó una cuenta corriente para ingresar el dinero, se llevó una sorpresa: el precio había aumentado hasta los 450.000 euros. Boca tiene de plazo hasta el jueves para asumir los gastos. Mientras tanto, Torres -muy valorado por sacar el máximo provecho a la economía de guerra del club- niega las negociaciones: "No hay nada. El Pato tiene contrato hasta el 30 de junio y no se quiere ir. Además, renovaría automáticamente nada más confirmarse la permanencia del Getafe. Bianchi es bla, bla, bla... Si le quieren, que vengan a buscarle o que hagan como yo. Cuando quise a Abbondanzieri, llamé a Boca y puse mucha plata [2,5 millones]. Si ellos la tienen, veremos".

"Pues Boca tiene muy claro que no va a poner ni un euro más, así que a ver qué pasa. Se había acordado un precio y punto. En esta vida hay que tener palabra", insisten desde Buenos Aires, donde desconfían del futuro de Abbondanzieri: "Todo está en el aire. Sonará a broma, pero podría quedarse en España hasta junio, sin jugar y pagando el pato".

"No sé qué pasará. Los jugadores vamos y venimos, pero, como se vaya, va a ser un palo muy grande para el grupo", expone David Cortés. "Roberto Carlos se ha llevado un chasco. Aunque es un profesional y se entrena igual de fuerte que siempre, se le ve desilusionado, sin expectativas", apunta un empleado del Getafe que reclama el anonimato. "Estuvo en el banquillo por cumplir, por no empeorar más la situación", insisten desde el vestuario. "Tanta incertidumbre nos está afectando como equipo. Pero la verdad es que el ánimo de Abbondanzieri no era el mejor para jugar", reconoció Víctor Muñoz, al que se le acumulan los problemas: sólo cuenta con un portero, Jacobo. "No tiene por qué haberlo. En principio, Ustari [se recupera en Argentina de una lesión con su selección en los Juegos de Pekín] regresará a finales de mes", aseguran en la institución.

No es el primer desencuentro que tiene el presidente del Getafe con alguno de sus futbolistas más relevantes. Una radio informó en el verano de 2007 a Vivar Dorado, desde entonces en el Valladolid, de que estaba en la calle "cuando, en teoría, tenía un acuerdo verbal con Torres para renovar automáticamente". Esa pretemporada Güiza se despidió entre lágrimas de sus compañeros acusando al mandatario y a Quique Pina, su representante, de haberlo traicionado "repartiéndose las plusvalías" de su traspaso al Mallorca. El Getafe incluso negó durante unas horas su marcha al club balear afirmando que sus sollozos eran porque "debía ir al dentista". Antes, Craioveanu también abandonó de mala manera el Coliséum. De acuerdo con su versión, Torres le había prometido la cartera de director deportivo e incluso un busto a un centenar de metros del estadio "como reconocimiento a su carrera". La única estatua que hay en las proximidades del campo es una del Consistorio al propio Torres.