Todos a una en Madrid

El Barcelona visitó al Sporting en la tercera jornada de la Liga con la amenaza de caer en los puestos de descenso después de una derrota ante el Numancia y un empate con el Racing. A Guardiola le preocupaba más por entonces la respuesta de la prensa y el impacto de un traspié en el siempre inflamable entorno culé que la reacción del equipo. Tenía una fe inquebrantable en sus futbolistas. Ayer, al cabo de cuatro meses, justo cuando acaba la primera vuelta del campeonato, el Barça batió el récord de puntos (50 de 57) y se quedó a un gol (59 ante 60) del equipo de Les Cinc Copes (1950-51) y del de Helenio Herrera en su estreno en el Camp Nou (1959-60). "El Barcelona es como un libro que no puedes dejar de leer", publicó The New York Times para explicar el fenómeno Barça. Los azulgrana se superan a cada jornada y el sábado completaron una actuación fantástica ante el Deportivo, motivo de sobra para que Guardiola pudiera celebrar ayer su 38º aniversario con un descanso laboral.

Juega el Barcelona de fábula, a nivel colectivo e individual, siempre protagonista del partido, para suerte de una entidad que ha encontrado en la cantera y en el estilo de juego la mejor manera de vender su marca de més que un club por el mundo del fútbol. Apenas queda rastro de los fantásticos después de la coronación popular de Messi. La Pulga juega cada partido como si fuera decisivo para alcanzar la condición oficial de número uno. Messi y el Barça tienen un plan que no vence hasta que se libren los títulos en litigio. Guardiola ha sabido corregir al equipo y Laporta se felicita por reencontrarse con el éxito después de pasar por un apuro parecido al de Calderón en el Madrid.

El presidente del Barça se ganó la continuidad en la asamblea después de ser discutido en una moción de censura que provocó la salida de hasta ocho directivos. Tenía derecho a seguir y, a corto plazo, le ha redimido su fidelidad al ideario cruyffista representado ahora por Guardiola. Romario aseguraba que "el fútbol se mira con los ojos de Cruyff" y Guardiola no sólo ha sabido leer el pensamiento del holandés, sino que lo ha interpretado y desarrollado con inteligencia de acuerdo con los nuevos tiempos.

Calderón prefirió escuchar a sus directivos y dimitió el viernes por el bochorno del último encuentro con los socios compromisarios. La suya ha sido una gestión negligente, inadmisible seguramente en un club que, por otra parte, parece desnortado desde la caída del imperio galáctico de Florentino Pérez. La industria del fútbol no es ajena a la crisis y al Madrid no le basta con ser el campeón para ganarse el mercado.

Espectáculos como el de ayer en el Bernabéu ante Osasuna no le ayudan en nada. En Chamartín, en un momento de crisis institucional, todos fueron a una, hasta el árbitro, que pasó por alto dos penaltis en el área de Casillas, error que se convirtió en esperpento cuando expulsó al derribado Juanfran por simular la caída. Al equipo de Juande Ramos le falta juego y la junta que preside Vicente Boluda necesita cintura para conseguir la paz social hasta las elecciones a final de temporada. La victoria de ayer por 3-1 refrenda al Madrid como el mejor de los perseguidores del Barça, líder incontestable con 12 puntos de ventaja a la espera de recibir el sábado al Numancia, el único equipo que le ha derrotado.

La Liga, por lo demás, depara partidos excelentes a cada jornada, como la remontada del Athletic ante el Valencia.