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La situación en el País Vasco

El difícil equilibrio para no criticar a la banda

Luis R. Aizpeolea

El difícil equilibrio que mantiene Arnaldo Otegi entre abrir el discurso oficial de la izquierda abertzale y rechazar una crítica frontal contra la actual dirección de ETA lo refleja su actitud ante la presentación de listas en las elecciones vascas y ante la protesta de los familiares de presos disidentes de la banda.

Otegi ha defendido en privado la presentación de listas blancas de candidatos de la izquierda abertzale para las elecciones vascas del 1 de marzo y asegurar así la presencia de esta opción en la política vasca, según fuentes abertzales. Sin embargo, no criticará la decisión de la dirección de ETA de presentar candidatos contaminados, como apunta la recién presentada plataforma Democracia 3M, de la que surgirá la candidatura de la izquierda abertzale para las próximas elecciones vascas.

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Todo apunta a que la estrategia de ETA consiste en favorecer una lista contaminada, que sea ilegalizada por los tribunales y, finalmente, dar a los votantes de la izquierda abertzale la consigna de la abstención.

Otegi tampoco contempla con malos ojos la creación de un polo soberanista, en el que trabajan miembros de la izquierda radical con representantes de Eusko Alkartasuna, según fuentes abertzales. Aunque se opuso a que esos encuentros derivaran en una lista común, coronada por la sigla del partido fundado por el ex lehendakari Carlos Garaikoetxea.

Malestar en las cárceles

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Donde Otegi ha marcado muchas distancias ha sido con la disidencia abierta entre ex dirigentes de ETA presos con la actual orientación de la dirección de la banda. Esta disidencia es el principal talón de Aquiles que ahora tiene ETA porque el malestar en las cárceles es creciente. Hay una doble causa, la ausencia de esperanza que ETA da a los presos y el trato que la banda aplica a algunos privilegiados, a los que tolera que se acojan a beneficios penitenciarios, lo que no permite a la mayoría.

Este malestar tuvo su última expresión en un acto celebrado en Mugerre, en el País Vasco francés, en Navidades, organizado por familiares de presos de ETA disidentes con la actual dirección. Había familiares de Txelis, Pikabea, Guisasola... y la presencia de representantes de otras formaciones nacionalistas, pero no la de Otegi, cuyas diferencias con la dirección de ETA no deja que rebasen ciertos límites.

Sin embargo, en dicho acto, el fundador de ETA, el veterano Julen Madariaga, aseguró ante centenares de personas que lo que allí se veía sólo era "la punta del iceberg" de una protesta general de los presos hacia su dirección.

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