La suma de delitos no altera la sentencia
Desde tiempos remotos, el hombre ha necesitado un árbitro que medie entre sus relaciones y sus miserias. La balanza de la justicia necesita de un buen lubricante que le quite el óxido y la dote de un flujo de operatividad que esté a la altura de la demanda de los ciudadanos, que no se les olvide, son al final quienes pagan el sueldo de toda esta maquinaria judicial. En la era en la que el hombre ha conquistado la Luna, todavía los juzgados no están conectados entre sí. Según la distribución territorial de los juzgados, más de una vez se da el caso de que una persona pueda delinquir en una población y al día siguiente en otra vecina sin que estos dos delitos puedan sumarse o relacionarse, pues los dos municipios pertenecen a partidos judiciales distintos.
Sabedores de esto, los delincuentes ven en esta laxitud de la justicia la fisura perfecta para seguir exitosamente su carrera, ante la pérdida de confianza de los ciudadanos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.