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El número de niños marroquíes acogidos desciende un 14%

Javier Martín-Arroyo

Cambio de rumbo. La tendencia ascendente en la llegada de menores inmigrantes de Marruecos en centros de acogida andaluces tras cruzar el Estrecho, se ha frenado. Desde 2004, la cifra había crecido de manera escalonada: Si ese año 261 menores estaban integrados en los centros de acogida; en 2005 fueron 486; en 2006 se internaron 670; en 2007 subieron a 782 y la cifra más alta llegó en 2008, con 1.040 adolescentes acogidos en los centros andaluces. El pasado 1 de enero los 270 centros acogían a 896 chicos y por primera vez en cinco años registraban un leve descenso del 14%.

El colapso de los centros denunciado con insistencia por la Junta se ha esfumado. "Las familias empiezan a darse cuenta de que no merece la pena su proyecto migratorio con chicos que cada vez son más jóvenes", reflexiona la directora general de Infancia y Familia, Carmen Belinchón. La responsable de los centros achaca el descenso al trabajo de concienciación realizado en los pueblos del interior de Marruecos. La Junta y técnicos del país vecino han intentado convencer a los padres de estos niños de 11 a 16 años, de que la aventura de embarcarse en una patera nunca merece la pena.

La llegada de menores baja por primera vez en cinco años

Sin embargo, el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, ofrece otra explicación para el descenso: "Los mensajes que ellos transmiten a sus familias nos indican que la crisis está influyendo para que cada vez menos chicos se atrevan a embarcarse en patera. Saben que apenas hay trabajo", opina. La consecuencia positiva del final del colapso es que los dispositivos de emergencia de los centros de acogida se han desmantelado y el programa de mediadores interculturales para facilitar las salidas de los menores se ha potenciado.

Ángel Madero, coordinador de Andalucía Acoge, incide en dicha explicación al recordar que el billete de ida de los niños tiene un alto precio. Un pasaje en una patera cuesta entre 800 y 1.300 euros. "La crisis impide comenzar ese proceso de emigración. Las mafias también valen dinero", recuerda. Sin embargo, Madero desconfía de la fiabilidad de las cifras ofrecidas por la Consejería de Igualdad y Bienestar. "Los registros están muy duplicados porque había chicos que se escapaban y pasaban por hasta cuatro centros".

Mercedes Jiménez, de la asociación Al-Jaima, también pone en tela de juicio el descenso en la llegada de menores marroquíes: "¿Qué significa que hay menos menores? Quizás se vayan a otras comunidades. Los datos deben estar en perspectiva. Eso significa que se quedan menos en Andalucía, no que vengan menos. No creo que tenga tanta fuerza el mensaje como para disminuir el flujo", comenta esta experta.

Mientras, la solución diplomática continúa atascada. España y Marruecos firmaron en marzo de 2007 el acuerdo para comenzar la repatriación de menores. Casi dos años después, la solución permanece en el limbo porque está pendiente la ratificación del acuerdo bilateral por parte de Marruecos. Este diario intentó ayer sin éxito recabar la versión de la embajada marroquí sobre el problema. Cada semana llegan a las costas andaluzas una o varias pateras, y de momento los marineros imberbes continúan formando parte del pasaje.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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