El límite de velocidad arranca con las habituales retenciones

Los conductores de la autovía de Castelldefels (C-31) y la autopista del Garraf (C-32) notaron ayer, primer día de aplicación de la velocidad variable en ambas vías, sus efectos. No se evitaron las aglomeraciones (hubo dos kilómetros de retenciones en la C-32 a la altura de Sant Boi de Llobregat, habituales en los días laborables). El Servicio Catalán de Tráfico rebajó la velocidad máxima en hora punta. En algunos tramos, la restricción pasó de 80 a 50 kilómetros por hora.

Ayer a las 6.45 horas empezó a aplicarse la norma, válida entre Castelldefels y Barcelona, con los 175 paneles luminosos preparados para funcionar en ambas vías. En la autovía, la velocidad máxima se redujo por la mañana a 50 kilómetros por hora en un tramo de cinco kilómetros, entre El Prat de Llobregat y la plaza de Cerdà de Barcelona, para descongestionar la entrada a la capital catalana. En la C-32 la velocidad máxima se redujo en 60 kilómetros entre Viladecans y El Prat. La autopista pasa en este punto de tres carriles a dos, por lo que se produce un embotellamiento que se repite a diario.

Algunos conductores califican la medida de recaudatoria

Los sensores instalados entre paneles funcionaron y detectaron el descenso de la velocidad de los coches. Pasada la hora punta -el momento con más aglomeraciones se produjo a las 8.30 horas-, los paneles volvieron a marcar 80 kilómetros como velocidad máxima.

El director del Servicio Catalán de Tráfico (SCT), Josep Pérez-Moya, hizo un balance positivo del primer día de funcionamiento de la medida, aunque reconoció que aún puede haber "mejoras". Moya recalcó que la velocidad sólo se puede reducir de forma progresiva y aclaró que la medida sirve para adecuar la marcha de los vehículos a la capacidad de la vía y mejorar las condiciones ambientales en los accesos a Barcelona. Los conductores que ayer tomaron ambas vías, sin embargo, no opinaban igual que el máximo responsable de Tráfico: la mayoría veían en la medida del Gobierno una forma más de recaudar dinero.

El SCT desmintió ayer que la velocidad variable sirva para poner más multas. No habrá más radares fijos y los Mossos d'Esquadra descartan aumentar el número de los móviles en la C-31 y la C-32. Los radares, sin embargo, no registrarán la velocidad variable hasta dentro de dos meses, el 15 de marzo. De momento, no se multará a los que sobrepasen la velocidad variable que indiquen los paneles y los radares continuarán fotografiando sólo a los coches que superen los 80 kilómetros.

Cuando el 15 de marzo la medida sea efectiva y se impongan las primeras multas, los radares adaptarán su funcionamiento a la velocidad máxima que marquen en cada momento los paneles luminosos, entre 80 y 40 kilómetros por hora. Fuentes de Tráfico matizaron que la influencia de los radares será relativa, puesto que la velocidad máxima sólo se baja cuando la velocidad media de los coches lo requiere. "Será materialmente imposible ir a 80 kilómetros si la limitación está en 40", explicaron las mismas fuentes.