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Reportaje:

De Ventas a Hortaleza, vaya con Dios

La publicidad que anima a "disfrutar de la vida en Cristo" para contrarrestar la campaña atea ya circula en una línea de autobuses de Madrid

Pilar Álvarez

Se pone al volante sin darse cuenta. Cuando la fotógrafa empieza a disparar, se baja. Y lo ve. En un lateral del autobús de la línea 201 que él conduce -cuyo recorrido discurre entre Ventas y Hortaleza por Arturo Soria- hay dos letreros con la misma frase: "Dios sí existe. Disfruta de la vida en Cristo". Mario, el conductor, entiende la expectación que despierta el autobús contratado desde ayer por una parroquia evangélica de Fuenlabrada. "¡Por eso ha grabado la tele, claro!".

Abre la puerta... y el debate. "Este tipo de cosas las debe dejar cada uno en casa". A Adolfo Esquivel, de 21 años, la campaña no le gusta. Tres asientos más adelante, Mariano, de 85 años, proclama su religiosidad. "Nosotros somos muy católicos, a mí me parece muy bien". ¿Y si el lema fuera el contrario? "Ah, no, ni pizca de gracia". El anciano sabe que, en dos semanas, dos autobuses de la EMT con el lema opuesto -"Probablemente, Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida"- circularán por el centro contratados por una asociación laica.

"¿Vamos a inventar ahora las Cruzadas, la guerra santa?"; se queja un viajero

"¡Ateos, son un par de ateos!". La colombiana María Isabel Polo lo suelta desde la parte de atrás como si fuera un insulto. Y pontifica cuando se le pregunta por el cartel: "Él sí que existe, existe en cada corazón de cada persona con fe". Es usuaria habitual de la 201, como María Cruz Carrera (61), equidistante: "Ni me parece bien ni me parece mal". "Es una tontería, para eso tienen sus iglesias", añade Eduardo Salvá, de 21 años. Para Rubén Pérez, casi de la misma quinta, la "tontería" es creer. "¿Es que Dios te va a ayudar en algo?", replica.

Por incrédulos como él mantendría Laura Coronel campañas como ésta. "Hay gente que no lo sabe porque no se lo han inculcado en el hogar y no conocen, pero existe un Dios, yo creo que existe aunque no le haya visto y sé que nunca le veré". Su propia frase la deja pensativa. Otra viajera esquiva la pregunta tras un frenazo. "No, no quiero dar opiniones, ¡déjeme en paz!".

El autobús llega a Hortaleza. Resultado de la encuesta en marcha: seis viajeros a favor de la campaña creyente, tres en contra y dos "no sabe, no contesta". El regreso a Ventas resulta más creativo. Porque cuando Víctor García, artista plástico de 50 años, descubre que alquilar el autobús tres meses cuesta 900 euros, se plantea contratarlo él para promocionar sus esculturas, aunque la campaña en cuestión le parece "francamente, una memez". Y, junto a la puerta, Ignacio Fraguas, que trabaja en una editorial y tiene 51 años, se despacha durante 10 minutos. "Me da vergüenza que este país de gilipollas, con todo respeto, se preste a estas estupideces", arranca. No le vale el cartel a favor y no le valdría en contra. "Que nadie me ponga en un autobús cómo tengo que vivir". Se va encendiendo: "Con los problemas que tenemos, el hambre en el mundo, matan a palestinos como chinches, 20.000 historietas, ¿vamos a inventar ahora las cruzadas, la guerra santa? Me saca de quicio". Y su compañera Cristina, que no ha escuchado nada porque lleva los auriculares puestos, se los quita y sólo dice: "Hay libertad de expresión, ¿no?".

El autobús de la línea 201 que proclama la existencia de Dios.
El autobús de la línea 201 que proclama la existencia de Dios.CRISTÓBAL MANUEL

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Sobre la firma

Pilar Álvarez
Es jefa de Última Hora de EL PAÍS. Ha sido la primera corresponsal de género del periódico. Está especializada en temas sociales y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en este diario. Antes trabajó en Efe, Cadena Ser, Onda Cero y el diario La Opinión. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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