Chile se resiste a caer
El descenso de la demanda de sus principales productos de exportación ralentizará el crecimiento en 2009
La crisis económica ya se ha instalado en Latinoamérica. Chile, una de sus economías más estables, también se ha contagiado de los vaivenes financieros internacionales. Los últimos cálculos de economistas nacionales y de organismos internacionales hablan de buenos resultados este año, pero pronostican serios riesgos para 2009. El principal problema es el aumento de la inflación, que deja con poco margen de maniobra a la política monetaria. Del lado del Ejecutivo, la compleja situación y la cercanía de las próximas elecciones presidenciales impiden reformas estructurales.
Los últimos datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) indican que la economía chilena habría crecido un 3,8% en 2008, frente al 5,1% del curso anterior. Los pronósticos para 2009 son menos halagüeños: en su último informe, la OCDE señala que el país andino ralentizará su crecimiento hasta un 2,9%, mientras que el Banco Central chileno mantiene un rango del 2% a la baja. Economistas nacionales creen que el avance del PIB será incluso inferior y lo sitúan en el 1,3%, uno de los datos más bajos de toda la década.
El gran problema será controlar la inflación, que ha alcanzado el 8,5%
Chile es un país pequeño y abierto, lo que le confiere una extrema dependencia del comercio internacional. Sus exportaciones representan más de un 40% de su PIB -equivalente a 168.000 millones de dólares-, con envíos que se centran mayoritariamente en la minería y la agroindustria. Los principales socios económicos y comerciales de Chile son EE UU, la Unión Europea y los países de la cuenca de Asia-Pacífico, precisamente los tres mercados más afectados con la crisis financiera, lo que les ha llevado a restringir su inversión y sus compras en el exterior.
En el caso de la economía chilena, los expertos locales prevén una caída del 5,3% en la inversión, una ralentización en la demanda interna hasta el 2,7% de crecimiento anual y una reducción del superávit de la balanza comercial. A esto se suman alzas en las cifras de desempleo, que se acercarían a los dos dígitos (9,7%), después de que 2008 se cerrase en un 7,7%, equivalente a unos 500.000 desempleados. Con todo, el principal problema será controlar la inflación, que este año se ha disparado hasta el 8,5%, el doble de la tasa pronosticada por el Banco Central a comienzos de este año.
Esa tasa podría ser peor si no se hubieran moderado a finales de año los precios de los combustibles y de los alimentos. Durante la mitad del curso 2008, los precios en Chile registraban un crecimiento interanual del 10%. Paradójicamente, la inflación puede traer la buena noticia de 2009: los expertos creen que los vaivenes internacionales podrían rebajar la subida de los precios hasta niveles del 4%, lo que permitiría iniciar un proceso de rebajas de tipos de interés en la línea de las grandes economías mundiales.
Hasta el momento, Chile ha seguido el camino contrario, con sucesivas alzas desde un 5% en abril de 2007 hasta un 8,5% en septiembre de 2008. Con la inflación controlada se puede emprender una nueva bajada que ayude a estimular la economía y el consumo. Por otro lado, a favor de Chile juegan sus ordenadas cuentas públicas, que le permiten realizar mayores estímulos a la inversión. El Gobierno de Santiago acumula activos en dos fondos de estabilización que al final de este año representarán el 17% del PIB.
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